La protección del patrimonio cultural inicia con la documentación de los bienes que lo conforman. Es indispensable identificar adecuadamente los bienes en aras de su preservación, estudio, interpretación y defensa física, aquí es donde inventarios y catálogos juegan un papel preponderante en el combate de las sustracciones y el tráfico ilícito de bienes culturales. En el ámbito internacional ha habido una serie de documentos normativos y convenciones para la protección de los bienes culturales, destacan los generados por la UNESCO, la INTERPOL, el ICOM, entre otros, que en su mayor parte han sido refrendados por el Congreso de la Unión de nuestro país, pero a los cuales no se les ha dado mucha difusión. Desde hace varios años, en la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural se generó un proyecto para realizar un tesauros que se apegue a las necesidades y características de los bienes culturales del ámbito mexicano, enfocado a su historia y lenguaje, para ayudar en el reconocimiento de los objetos, especialmente aquéllos menos conocidos, en el ámbito religioso, pero sobre todo para coadyuvar en su cuidado y protección, e incluso identificación cuando éstos son sustraídos. En ese tenor de ideas, en la CNCPC Martha Isabel Tapia González, realizó un levantamiento de los objetos, elementos y conjuntos bienes muebles de recintos religiosos, los categorizó, describió, les agregó una imagen y formando con todo ello lo que denomine: Tesauro de objetos, elementos y conjuntos Bienes Muebles de Recintos Religiosos. En 2014 este proyecto la base de datos se hizo, sin embargo es necesario actualizar la información y la corrección de estilo.