El proyecto en general ha tenido como objetivo estudiar el devenir de las corporaciones eclesiásticas, especialmente a la luz de las órdenes regulares, y con ellas los elementos tangibles que hoy forman parte de nuestra memoria histórica y, por lo tanto, de nuestra identidad. Entender que ese legado forma parte de nuestro acervo cultural, más allá de su sentido católico, nos permitirá abonar no sólo en su conservación, sino en resignificar tales inmuebles desde el presente. Lo que corresponde a esta tercera etapa es integrar la investigación de las primeras órdenes con el de las nuevas para tener un panorama lo más completo posible en torno al actuar y configuración del clero regular en la Nueva España. Pretendo que el proyecto abarque diversas ciudades de Veracruz, Querétaro, Campeche, Mérida, Puebla, Morelia, Guanajuato, San Luis Potosí, Guadalajara, Zacatecas, Oaxaca y la Ciudad de México. En la tercera etapa se estudiarán las correspondiente al centro-norte de virreinato: Querétaro, Morelia, Guanajuato, San Luis Potosí, Guadalajara, Zacatecas, Puebla y la Ciudad de México. Particularmente se trata de analizar la distribución de cada una de esas órdenes, sus cometidos, su territorialidad, la transformación de su devenir en los tres siglos virreinales, sus espacios y su vida cotidiana; es decir todo aquello que nos permite entender su incidencia en el paisaje cultural que hoy tenemos en el centro histórico de la capital. Si no entendemos los significados que ha tenido el patrimonio eclesiástico y lo resignificamos desde el presente, lo dejaremos anclado sólo a un sentido religioso con lo que lo estamos condenando al olvido de muchos y con ello a su paulatina desaparición. Contrario a ello, la información derivada del proyecto podrá ser utilizada de múltiples maneras coadyuvando en una de las tareas sustantivas del INAH como lo son la investigación, conservación, difusión y divulgación del patrimonio. Así, sólo por mencionar un ejemplo, puede ser útil en los procesos de restauración de los conjuntos conventuales dañados por los sismos de 2017, o para programas de manejo del centro histórico entre muchos otros.