El proyecto abordará la historia de los espacios sacros teniendo como base fundamental que no solo se está tratando de edificaciones, sino de espacios construidos por el hombre, recintos donde el hombre proyecta su convivencia con el espacio y de donde dimanan sus relaciones sociales con su barrio. De esta manera, al abordar los espacios sacros, también se estará abordando la ciudad y de la convivencia de sus habitantes. Entendiendo que la presencia de una ermita, capilla o templo permitió recrear en el espacio mismo de su construcción actividades humanas tendientes no solo a mantener y aumentar la grey y los espacios sacros, sino también a funcionar como un apoyo al crecimiento urbano con todas las prácticas sociales que contextualmente le correspondían. Ciertamente existen trabajos que resumen o repiten a los que en algún momento escribieron sobre el tema. Hoy día son insuficientes a la luz de nuevos documentos e interpretaciones que ya no se limitan a señalar momentos de erección y destrucción, sino a conocer y reconocer a quienes intervinieron en tales obras, a las personas que pagaron, el porqué de las imágenes que ahí se veneraron, quienes lo hicieron, quienes lo usaron e incluso de quienes los vieron como referentes urbanos. Algunas de esas obras estuvieron determinadas por la tradición (la iglesia del Roble o la de la Purísima), por el deseo de un particular (la capilla de Santa Rita o la de San Caralampio), o por una orden religiosa (la iglesia de San Francisco Javier -jesuitas- o la iglesia de San Andrés -franciscanos-).