Se busca fomentar acciones de comunicación, investigación, conservación preventiva e intervención directa en comunidades rurales y/o indígenas marginadas del país en pro de un reconocimiento concreto de la diversidad cultural del país que efectivamente respete y conserve usos, bienes culturales y costumbres locales en concordancia con los objetivos de fundación del INAH. Los mecanismos de trabajo dependen de cada localidad, habiendo una metodología de muchos años que se desarrolla según las necesidades de cada comunidad pero que se basan especialmente en prospecciones mediante asambleas, trabajo conjunto con profesionales de la antropología y la etnografía, investigación histórica aplicada e investigación de materiales y técnicas. Todo ello se desarrolla a la par que se trabaja directamente el problema técnico. Las temporadas tienes duraciones variables pero consisten de una salida de intervención por año, lo que permite calibrar los resultados, tanto técnicos como de recepción y organización de los bienes conservados a nivel intracomunitario. Generalmente a partir de la segunda temporada se realiza un inventario de las piezas sacras (u otros elementos que ellos indiquen como bienes patrimoniales) y se comienzan a efectuar talleres o cursos con las autoridades tradicionales o los cargueros en turno de la iglesia (en caso de haberlos). Las estrategias concretas se centran en dos líneas base de trabajo: 1. Conservación directa de piezas veneradas y bienes inmuebles por destino y 2. Observación e investigación in situ sobre usos tradicionales y religiosos de las piezas trabajadas para determinar cursos y talleres encaminados a su preservación (esto es, manejo de piezas en velaciones, fiestas de larga duración y procesiones, talleres sobre instalaciones eléctricas en recintos religiosos, talleres sobre confección de vestimentas utilitarias, de fiesta y de ofrenda que no deterioren a los bienes en cuestión, cursos taller sobre cuidados de piezas itinerantes o de custodia agrícola, etc.).