En el verano de 1970, la arqueóloga Susana Ekholm, regreso al lugar donde había registrado el relieve olmeca que había sido grabado sobre una roca madre sobre las laderas de un rio, con asombro encontró aquel peñasco limpio, el relieve había sido extraído, recortando en secciones la piedra con una cortadora. A más de 45 años de su perdida fue recuperada en Francia, su repatriación a significado una gran oportunidad para continuar con las interpretaciones científicas que quedaron pendientes por los investigadores, para su deleite por parte de los interesados en el patrimonio cultural olmeca y para la sociedad chiapaneca, quienes han tenido la oportunidad de conocerla por una réplica que fue instalada en el Museo Regional de Chiapas, desde su apertura, hoy con su repatriación volverá a una sección distinguida dentro de la Sala de arqueología de este museo dedicada a la cultura olmeca. Su regreso será objeto de un festejo cultural que convocará a especialistas sobre el tema, su apertura tendrá como testigos a las autoridades públicas de cultura en la localidad y habrá un espacio de información permanente sobre la añorada pieza labrada. El interés que representa dicho relieve motiva a los directivos en actualizar el discurso de la unidad expositiva, tanto en colección como en contenido, y de las adecuaciones generales para hacer énfasis en la importancia del contenido del relieve, motivando un trabajo integral en dicho espacio museográfico que da pie al proyecto.