De acuerdo con el artículo 2 de la Ley Orgánica del Instituto Nacional de Antropología e Historia, éste tiene como objetivo: la investigación científica sobre antropología e historia relacionada principalmente con la población del país y con la conservación y restauración del patrimonio cultural arqueológico e histórico, así como el paleontológico; la protección, conservación, restauración y recuperación de ese patrimonio, la promoción y difusión de las materias y actividades que son de la competencia del instituto. A diferencia de los bienes arqueológicos, que se reconocen como propiedad de la nación, los bienes históricos pueden ser propiedad de particulares, por lo que en la actualidad se encuentran lo mismo en colecciones privadas que en instituciones oficiales. Esta característica los hace más vulnerables al contrabando, saqueo, abandono, destrucción y deterioro, puesto que no todos asumen de la misma forma la responsabilidad de su conservación. Para que el INAH pueda tener conocimiento sobre las colecciones históricas externas al instituto y brindar asesoría con respecto al su manejo y conservación, es imprescindible saber quiénes son los actores involucrados, cuál es el universo de las piezas y dónde se ubican físicamente. Para este caso, los inventarios y catálogos son las herramientas más adecuadas para planear estrategias de protección para estos bienes. El estudio de los bienes culturales muebles, aunque se trate incluso de objetos descontextualizados, es de particular utilidad e interés para la arqueología subacuática. Esto es porque durante siglos en muchas regiones apartadas del país, la navegación fue el único medio de comunicación entre diversas áreas, tal es el caso de la Península de Yucatán, donde la espesa selva imposibilitaba el establecimiento de caminos permanentes. Muchos de los objetos históricos que hoy son conservados en casas particulares, museos y otros recintos culturales de poblaciones costeras, fueron transportados vía marítima o fluvial. Algunos de ellos fueron recuperados de medios acuáticos por pescadores y buzos deportivos. Estos bienes constituyen un vínculo entre la historia e identidad de los porteños y la de los navegantes que surcaban esas aguas; representan cultura material de origen foráneo que habla de rutas de intercambio y navegación, tecnología, mentalidades, manufacturas y diversos temas que pueden ser abordados desde un enfoque científico. De esta forma, el Catálogo de Bienes Culturales Muebles procedentes y/o relacionados con Medios Acuáticos, sería un documento que concentra la información más relevante sobre estos elementos, una herramienta fundamental para la interpretación de un periodo histórico y de los sitios culturales subacuáticos, así como un instrumento imprescindible para la toma de decisiones en materia de protección legal y conservación. La elaboración del Catálogo para su posterior publicación, es el primer paso para una aproximación científica al estudio de estos bienes, la cual redundará en la generación de mayor conocimiento sobre los mismos, restituyéndoles su importancia al difundir entre la población la información que se desprenda, permitiendo revalorizarlos mediante el sentido de apropiación.