Muchas investigaciones arqueológicas se han enfocado en los grandes centros urbanos mesoamericanos. Sin embargo, un aspecto que es dejado de lado es el estudio de las comunidades rurales que hacían que estos centros políticos cobraran vida y dinamismo. En efecto, las ciudades no son espacios muy propicios para la realización de actividades alimenticias e incluso artesanales, por lo que éstas fueron realizadas en las periferias por diversos actores sociales. Es por ello que el estudio de las geopolíticas rurales del pasado pueden servir para entender cómo se beneficiaban económicamente los entornos rurales y urbanos, así como para inferir la modalidad en que fluían idearios, símbolos y criterios identitarios de ambos entornos. Esto es inferible a partir de la cultura material arqueológica. En nuestro proyecto buscamos entender el papel económico que pudieron haber jugado las comunidades rurales del asentamiento precolombino de Mixquiahuala y alrededores en el mantenimiento del Estado tolteca. De la misma forma, buscamos entender, a partir del estudio de estas comunidades rurales, si existieron patrones de especialización artesanal que explotaron las elites toltecas mediante tributo o intercambio (por ejemplo, el modo de vida magueyero que permitía la elaboración sistemática de miel espesa de maguey, así como el aprovechamiento de la misma planta para la obtención de fibras), tanto desde sus inicios en el Epiclásico mesoamericano (650-900 d.C.) como durante el Posclásico Temprano (900-1200 d.C.). Finalmente, se buscarán indicios arqueológicos de centros secundarios toltecas que hayan servido como cabeceras de recaudación de tributos, lo cual podría permitir recuperar ciertos objetos suntuarios o de lujo, como ornamentos de piedra verde, vasijas plomizas provenientes del soconusco chiapaneco, conchas marinas del Pacífico, entre otra clase de bienes.