La catalogación se hará bajo el sistema CATSA de la DSA. Este sistema considera las piezas arqueológicas completas o que cuentan con más del 75%, además de aquellas que no alcanzan el porcentaje, pero que resultan de gran relevancia por sus características o por el contexto del que provienen. A las piezas que cuenten con estas características se le otorgará un número CATSA; posteriormente se tendrá que llenar una cédula descriptiva con las características de cada una de las piezas y fotografías. El registro público de los materiales la se hará en apego a lo establecido por la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos a través del Sistema Único de Registro de Publico de Monumentos y Zonas Arqueológicos e Históricos. Lo anterior, con la finalidad de otorgar certeza jurídica sobre su existencia, garantizando así, su protección. El estudio de todas estas piezas involucra además de su catalogación y registro, el desarrollo en varias fases, de análisis formales, funcionales y arqueométricos. Estos análisis implican la revisión y refinación de las tipologías ya existentes. En este sentido, la arqueometría se ha convertido en una herramienta indispensable para obtener datos que no son asequibles mediante técnicas tradicionales, esto colaborara a responder con mayor certeza a añejas y nuevas preguntas de investigación. Para el control y manejo de los datos recabados, se elaborará una base de datos en File Maker en la que se consignen las características formales, tecnológicas y si se puede de procedencia de cada uno de los materiales. La clasificación y análisis de los objetos se hará de acuerdo a su lugar de procedencia y tipo de materia prima, estableciendo una correlación de la información obtenida en los informes de campo con las piezas, y así verificar que haya concordancia entre ellos y detectar si existen vacío de información.