a. Estado de la cuestión Tanto en los estudios de conservación preventiva como en la restauración se desarrollan métodos para frenar o desacelerar el proceso de deterioro. Uno de los componentes más importantes en el deterioro de los materiales es el factor biológico. El biodeterioro puede ser definido como cualquier cambio en un material derivado de las actividades vitales de los organismos (Allsopp, 2011). En el caso del Patrimonio Cultural Material, al estar formado por una diversidad de materiales orgánicos e inorgánicos es objeto de ataque de agentes biológicos que además interactúan con los factores físicos y químicos presentes. Además de otros procesos a lo largo del tiempo como la sucesión biológica. El análisis del biodeterioro implica la detección de alteraciones, detección e identificación taxonómica de los agentes biodegradantes, los estudios de tratamientos y análisis de contaminación (Instituto del Patrimonio Cultural de España, 2018). Uno de los grupos biológicos más relevantes son los artrópodos y dentro de éste grupo se encuentran los insectos. En España (Yela, 1997) se han identificado seis órdenes principales de insectos biodeteriorantes del Patrimonio Histórico que son Thysanura (Peces de plata), Dictyoptera (Cucarachas), Psocoptera (Piojos de los libros), Coleóptera (Escarabajos), Lepidóptera (Mariposas) e Himenóptera (Abejas, avispas y hormigas); mientras que en Inglaterra (Pinniger, 2012) se coincide con los grupos de insectos considerados plaga y adicionan a Isópoda (Cochinillas), Rodentia (Roedores) y Aves. En la región Neotropical tanto en Brasil (Vaillant Callol, 2013) como en Cuba y Argentina (López et al., 2011) se identifican como biodeteriorantes cinco órdenes de insectos, especificando hasta nivel de familia con ejemplos de algunas especies frecuentes. En el INAH se reconoce el biodeterioro del patrimonio por insectos y los métodos para controlarlos (Cruz Chagoyán, 2007; Ramírez Muñoz, 2007; Torres Soria, 2014) pero la información concerniente a la identificación y biología de los organismos causantes del daño es escasa y limitada a pocos estudios como el del Retablo de los Reyes de la Catedral Metropolitana donde se identificó el ataque del escarabajo Calymmaderus (Reséndiz Martínez, Olvera Coronel, Vázquez Silva, & Nieto de Pascual Pola, 2013). Contar con el conocimiento de los agentes biodeteriorantes guía a una respuesta apropiada y efectiva (Strang & Kigawa, 2009) y sumado a las observaciones ecológicas permitirá la emisión de recomendaciones para evitar el ingreso, establecimiento y distribución de organismos a corto y largo plazo disminuyendo las intervenciones químicas generalistas que se aplican actualmente.