El contraste, la distinción y el reconocimiento de las historias desarrolladas al interior del gremio antropofísico de las de los historiadores permiten complementar un panorama que refleja más nítidamente los fundamentos teóricos y metodológicos, así como los procesos sociales y políticos de la antropología física mexicana (AFM), de lo que cada una puede hacer por su parte. Pero también, su articulación facilita la comprensión de la forma en que se han dado históricamente las relaciones de poder, los conflictos y alianzas sociopolítico-económicos, los financiamientos, los eventos académicos, etc., que constituyen parte esencial de una disciplina científica. De acuerdo con lo dicho anteriormente, se plantea que la actividad académica, en este caso la antropología, no es sino una actividad humana más, por lo que debe compartir con las demás problemas similares de índole gremial, social, política, etc. Un mejor conocimiento de los hechos del pasado, tanto en términos teóricos, conceptuales y metodológicos, así como sociopolíticos, dan una buena base para intentar reconocer el origen y los fundamentos de nuestra disciplina. Con base en lo anterior, la literatura especializada que ha abordado el devenir histórico de la AFM puede dividirse de manera operativa entre los que han realizado un intento por desentrañar algunas de las características esenciales de la disciplina siendo parte del propio gremio antropofísico. Y quienes "desde fuera" han destacado quiénes son los personajes, las temáticas, las controversias y los intereses académicos que han dirigido la empresa antropológica en México enfocada fundamentalmente a conocer la diversidad biológica y cultural de las poblaciones que habitan nuestro territorio. En suma, tenemos el recuento de la historia de la antropología física mexicana desde el propio gremio antropofísico, de un lado. Y del otro, la construcción histórica de la antropología física mexicana desde la mirada de los historiadores, como antecedentes directos de una historiografía de la AFM.