Durante los últimos cinco años en diversos trabajos de prospecciones, atención a denuncias y museografía que se han realizado en Centro INAH Guerrero se ha visto un deterioro en la conservación de las tradiciones y la memoria cultural de pueblos, tanto de indígenas como de mestizos que poseen esencia étnica. Este fenómeno ocasionado por migración, falta de reforzamiento de identidad y una fuerte disminución de la población indígena (por ejemplo en el municipio de Azoyú disminuyó casi la mitad el número de indígenas registrados en el censo de 2010 con respecto al censo de 2000). A eso se suma que diversos organismos ejidales, gobiernos municipales y ciudadanos han pedido la asesoría e intervención del INAH para resguardar la memoria y difundir sus valores culturales entre la misma población. A la par, con los años que se han trabajado en Guerrero, tanto de investigador Samuel Villela Flores como de Miguel Pérez Negrete, han notado que sobreviven todavía rasgos de la base cultural mesoamericana en comunidades de la Costa Chica, reflejadas en las peticiones de lluvias, entronización de autoridades y creencias, con particularidades entre los pueblos, incluyendo a los Afroamericanos que han absorbido y adaptado la esencia de una religión agrícola. También se advierte que los personajes poseedores de la memoria en pueblos como Azoyú, Ometepec, Cuajinicuilapa, San Marcos y Xochistlahuaca ya poseen edad avanzada y estos no han creado mecanismos de transmisión de su bagaje cultural. Se debe agregar sobre la diversidad cultural de la Costa Chica, derivado de las etnias reportadas de forma histórica que sumaban 9 en esta región, de las cuales sólo sobreviven 3, a lo que hay que agregar los pueblos afrodescendientes.