El cambio climático constituye una de las mayores amenazas y desafíos contemporáneos. Este cambio en el clima producto de la actividad humana, altera la composición de la atmósfera global y se suma a la variabilidad climática atribuible a causas naturales, provocando directa e indirectamente un peligroso aumento en la frecuencia y severidad de eventos extremos (CMNUCC, 1992; IPCC, 2007), que ponen en riesgo a las comunidades y su patrimonio. En el ámbito nacional, con la entrada en vigor de la Ley General de Cambio Climático (LGCC) en 2012, se crearon instrumentos regulatorios y se conformaron cuerpos colegiados con el fin de emprender acciones coordinadas entre los diferentes órdenes de gobierno y la sociedad. En la actualización de la Contribución Determinada a nivel Nacional realizada en 2020 se integró la protección del patrimonio cultural en el Componente de Adaptación, como parte del Eje E, Protección de infraestructura estratégica y del patrimonio cultural tangible (Semarnat, 2020: 14, 20-21). Derivado de ello, desde 2021 el Instituto Nacional de Antropología e Historia a través de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) en coordinación con la Dirección de Patrimonio Mundial del INAH, se sumó al Grupo de Trabajo de Adaptación coordinado por la Comisión Intersecretarial de Cambio Climático (CICC), ampliando con ello la participación del Sector Cultura. El marco conceptual para el Proceso de Adaptación considera cuatro fases, la primera enfocada en la evaluación de la vulnerabilidad actual y futura, a través de la identificación de problemáticas asociadas al clima y la unidad territorial, el análisis de las características socioambientales del sistema, así como de la capacidad adaptativa de instituciones y comunidades (INECC, 2020: 16-17), lo que permite diseñar, implementar, monitorear y evaluar las medidas de adaptación en las fases sucesivas. En línea con lo anterior, el presente proyecto contempla el desarrollo de una primera fase diagnóstica en el periodo 2021-2024, cuyos insumos permitirán el diseño de medidas de adaptación en respuesta a los impactos del cambio climático en el patrimonio cultural y las comunidades. Esta fase también considera la organización y participación en iniciativas internacionales que fortalezcan las capacidades institucionales y promuevan la cultura climática y la inclusión de criterios de cambio climático en los planes integrales de gestión de riesgo y conservación; así como el fortalecimiento de colaboraciones de investigación aplicada en líneas afines al proyecto y la generación de iniciativas de comunicación.