Proyecto de investigación

Proyecto de investigación y conservación de la zona arqueológica El Tlatoani, novena fase [2018]

OBJETIVO GENERAL

A) Continuación del Catálogo de Pintura Rupestre y Análisis Composicional Pictórico de los conjuntos San José de los Laureles I y II, y Barranca de Tepexi, para determinación de regularidades según escuelas pictóricas metropolitanas frente a las periféricas y correlación de preparación de pigmentos intrasitio. B) Restauración de los colapsos de corazas arquitectónicas de las terrazas de la Zona Arqueológica El Tlatoani, efecto de los sismos del 7 y 19 de septiembre de 2017. C) Análisis del conjunto artefactual cerámico de 2015 y 2016. D) Fechamiento de una muestra ósea humana, restos óseos en relación con piso de ocupación en excavación del Campo Xicotla de 2017, para definir momento de ocupación. E) Realizar la inscripción en el Sistema Único de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos e Históricos de dos conjuntos y 50 piezas unitarias, se utilizarán como comienzo del registro los entierros 1 y 2 de PBIII de 2013 pertenecientes al Preclásico Terminal, registrando de manera mixta restos óseos, así como los ajuares de cerámica, piedra verde y obsidiana. F) Excavación en el paraje La Copalera, se trata de un área agroartesanal perteneciente según la información del recorrido de superficie, del Posclásico Temprano y Tardío, en la sección baja de la serranía. G) Continuar un acuerdo de colaboración con el Comisariado de Bienes Comunales.

ANTECEDENTES

La zona arqueológica Puerto El Tlatoani (E14A5917120) está formalmente registrada en Dirección de Registro Público de Zonas y Monumentos Arqueológicos (DRPZMA) del INAH. El registro data de 1987, desconocemos quién llevó a cabo este documento, pero el registro declarado de la extensión de la zona es de 0.09 km2, indicando la existencia de dos estructuras. Identificada en 1980, el equipo del arqueólogo Enrique Nalda registró una zona denominada solamente como El Tlatoani (E14B5117004) en 1985, con una extensión de 22.5 km2, sin la existencia de estructuras. En el proyecto de Nalda se le asigna a esta última zona, la clave de CS-16-43-2, y en los mapas que se presenta, siempre se registra el punto ocupa este lugar en el espacio, en la zona baja de la serranía, aunque los registros no son consistentes y son confusos. Es altamente probable que el equipo de Nalda llamara a la zona arqueológica en la parte baja del cerro como El Tlatoani, considerando que una buena parte se localiza en la falda de este cerro. Incluso cuando se refiere al lugar conocido actualmente como cerro del Tlatoani (Nalda et al. 1985 s/n), indica que se trata del pueblo indicado como uno de los sujetos de Huaxtepec en el Códice Mendoza, que, según él, se trataría de Tehuizco, sitio que Nalda considera que debería leerse Tepehuizco En el cerro de las piedras como espinas o tajadas. Es probablemente que Nalda creyera a Tlayacapan y a Tehuizco, como pueblos sujetos a la provincia tributaria de Huaxtepec, se encontraban prácticamente juntos, uno en la sección baja del cerro y el otro en la cima. Nuestros análisis durante estos últimos años muestran que el sitio en la cima del cerro El Tlatoani, como el de la sección baja, se trata de un solo asentamiento, vinculado desde el Preclásico Terminal al menos. Maldonado (1990:83 y ss.) ubica al pueblo de Tehuizco que menciona el Códice Mendoza, al noroeste de Nepopoalco. Y aunque el registro formal de la zona en la cima del cerro El Tlatoani es oficialmente Puerto El Tlatoani, hemos dejado de llamarle de esta manera, porque en la localidad nadie lo conoce de tal forma. Además, el registro de las coordenadas declaradas en el Catálogo de Zona Arqueológicas de la DRPZMA no es preciso, de hecho, el punto dista mucho del lugar donde se localiza la Zona Arqueológica El Tlatoani. El registro en la DRPZMA seguramente es el correcto, es decir, la zona arqueológica registrada en 1987 como Puerto El Tlatoani es en efecto, la zona arqueológica en la cima del cerro del mismo nombre. La zona arqueológica era claramente conocida desde el siglo XIX, la primera noticia que tenemos registrada da cuenta clara no sólo de los pasillos escalonados que conducen a la cima, también de la arquitectura petrograbada que ahora llaman la tina de Moctezuma, las terrazas, y también se describen algunos montículos relacionados con la cabecera del pueblo para aquella época. La pequeña, pero relevante descripción, se incluye en una carta que trata como tema principal, la relación de minas de oro en Tlayacapan. El cacique de Oaxtepec, viéndose abandonado, o seducido también por el oro, se trasladó al nuevo pueblo [Tlayacapan] y fijó su residencia en una fortaleza que edificó en la alta cima del cerro de Tlatoanitzíntepec (cerro del señor amo) (Hoy le llaman del Gobernador). Todavía hoy se observan desde la base del cerro unos grandes escalones de piedra que van a terminar a un portezuelo de la serranía. A la derecha de este lugar una obra que sirve de entrada para dar acceso al misterioso cerro del señor amo, por un caracol hecho a mano. En la cima hay grandes esplanadas semicirculares, cimientos de casas, piedras labradas, tepalcates de vasijas antiguas, piedrecillas de amuleto y una gran roca vaciada en forma de pileta Repartidos en la población y en los alrededores hay seis cerritos artificiales que se reputan teocallis o momoxtles y que no han sido explorados. (Robelo 1885:102-103, 108). A principio del año 2012 en condiciones de deterioro avanzado se mostraba un área en la cima del cerro El Tlatoani que había sido excavada por agentes locales, dejando al descubierto algunos elementos arquitectónicos del Conjunto Central Arquitectónico. En aquel entonces no solamente lucían los efectos de las excavaciones, sino también el resultado de los procesos reconstructivos y en algunas secciones incluso, nuevos elementos constructivos que fue preciso con el desarrollo de la investigación, distinguir de los originales y eliminarlos para evitar una lectura histórica errónea del sitio. La intervención tanto del Conjunto Central Arquitectónico como de múltiples terrazas resultó un proceso lento y difícil, debido a la delicada identificación de los contextos arqueológicos y su distinción con las intervenciones que a lo largo de los últimos años le han realizado a la zona. A la zona arqueológica le habían sido restituido y reconstruido múltiples corazas de terrazas que alguna vez fueron arqueológicas, pero que las reconstrucciones las habían terminado por deformar. El Conjunto Central Arquitectónico, en particular el templo principal, después de excavarlo, se le había colocado una cubierta provisional de cartón y madera por parte del ayuntamiento local en el año de 2007. La zona se encontraba abierta a la visita pública de facto, sin ningún tipo de mantenimiento sistemático y una perspectiva de investigación científica nula. Las filtraciones en la cubierta habían ya erosionado cementantes entre sillares y algunos enlucidos que estaban expuestos, se vandalizaba consuetudinariamente con fogatas, y múltiples sillares sueltos eran removidos del lugar donde los agentes locales los habían finalmente colocado en su intervención. El primer paso para consolidar un acceso a labores no sólo de investigación, sino de conservación también, fue el lograr legitimidad en la comunidad. Antes de nuestro primer proceso de investigación en la localidad, decidimos establecer una íntima relación con el Comisariado de Bienes Comunales, quienes detentan la propiedad de las tierras donde se localiza la zona arqueológica en su totalidad. No sólo logramos la firma de una Carta Compromiso que sigue vigente hasta la fecha, sino que la mayoría de los trabajadores que empleamos son comuneros o parientes de estos, aunque también han estado implicados trabajadores de la comunidad que no son reconocidos dentro de la sábana de comuneros, y otros de comunidades cercanas, como San José de los Laureles, San Andrés Cuauhtempan, Pantitlán, Santa Catarina y El Golán. A partir de ese momento, comenzamos en el año 2012 una prospección tanto en la sección alta del cerro, desde los escalonamientos en los intersticios entre las peñas, que es el acceso a la misma, hasta el Conjunto Central Arquitectónico, que incluyó, recolección de material de superficie, croquis, levantamiento topográfico y arquitectónico en 1.4 ha. Con un total de hasta 56 terrazas en aquel entonces reconocidas. Se efectuó el levantamiento de las estructuras del Conjunto Arquitectónico Central ya consolidado, el cual fue cambiando hasta el 2015, por lo que decidimos realizar un nuevo levantamiento en 2016, el cual se consolidó hasta el 2017, y al cual aún le falta integrar correctamente la fachada este del Conjunto Central Arquitectónico. Se efectuó además en aquel entonces, la prospección en 42 polígonos en la sección oriental de pie de monte y baja de la serranía de Tlayacapan, cubriendo prácticamente toda la sección poniente desde los límites actuales de la cabecera del poblado hasta los límites con la serranía y hacia el noroeste hasta las márgenes meridionales de San José de los Laureles Tlalmimilolpan. Es proceso de prospección de aquel año nos permitió en ese momento, consolidar hasta 88 cédulas, entre las que se cuentan 13 zonas de elementos arqueológicos rupestres pictóricos y 5 petrograbados. El total de terreno cubierto sistemáticamente comprendió más de 300 has. cubiertas con un equipo especial a lo largo de tres meses. Estas cédulas han sido modificadas, su número se ha ampliado año con año, pero no hemos decidido entregarlas a la DRPZMA, porque la cercanía de los sitios nos permite considerar que sería mejor otorgar unidad a los registros y enviar un registro de Zona de Monumentos Arqueológicos. En 2012 se realizaron hasta cuatro unidades de excavación extensivas en la zona de terrazas, y una en el Conjunto Arquitectónico Central. A su vez, se realizaron hasta 24 unidades de restitución de volúmenes arquitectónicos en los paramentos de las terrazas y algunos escalonamientos entre las mismas, con un resultado de hasta 198 metros lineales de paramentos restituidos con alturas que van desde las más altas de 2.40 m, hasta las más pequeñas de 1 m. así como la elevación de 30 cm en un par de cuartos que sumaron hasta 12 metros lineales, los desplantes originales quedaron registrados y finalmente enterrados. En adelante y durante las primeras tres temporadas se realizaron procesos de consolidación en el Conjunto Arquitectónico Central, utilizando cal Quimex 95, baba de nopal, arenilla de tezontle y tepetate, con proporciones de 50 % de cal y 30 % de tezontle y 20 de tepetate. En 2015 ya no pudimos consolidar los hallazgos en el sector este de la cima del cerro, las terrazas C4 a la C5, por falta de presupuesto, la exploración se limitó a excavar, definir el orden arquitectónico, y construir una serie de terrazas para cubrir los hallazgos, en espera de un mejor momento para efectuar la consolidación y eventual restitución de volúmenes arquitectónicos que permitan la estabilidad estructural arquitectónica de esta sección del Conjunto Central Arquitectónico. Se avanzó en ese año en múltiples análisis artefactuales: A) conjunto artefactual malacológico; B) conjunto artefactual metalúrgico; C) conjunto artefactual de madera; D) análisis antropológico físico del total de entierros localizados ese año; E) análisis de la diversidad del sustrato herbáceo con utilidad humana actualmente referida; F) análisis arqueofaunístico de los restos óseos animales de la colección de 2012; G) se avanzó en un análisis genético de haplogrupos a partir de muestras de material óseo de los cinco entierros efecto de la intervención arqueológica, en convergencia con el muestreo aleatorio simple de 32 individuos de la población actual de Tlayacapan que cuentan con vía materna originaria en el lugar, desafortunadamente a la fecha (diciembre de 2017) el colaborador tuvo problemas personales y ha dejado el análisis pendiente, pero las muestras se sometieron a los procesos técnicos de análisis, faltaría el procesamiento de la información y las inferencias posibles; H) Fechamiento de múltiples muestras de hueso, madera y carbón para fechamiento de radiocarbono, junto con análisis de isótopos estables de carbono 13; los fechamientos a partir de material óseo han sido derivados tanto de colágeno residual, como de bioapatita, utilizando lo que para entonces resultaba una técnica novedosa en la Universidad de Georgia; I) se realizó un análisis de procedencia de hasta 18 artefactos de obsidiana de nueve calidades cromáticas diferenciadas a través de análisis XRF (X-ray fluorescence), los cuales resultaron insuficientes, por lo que en 2017 se volvieron a clasificar con mayor detalle y se localizaron más de 20 colores y variedades; J) análisis de DRX Difracción de rayos X, y MBE Microscopía electrónica de barrido para el conjunto de artefactos de lítica pulida comúnmente reconocidos como hachas, para el auxilio en la definición de talleres, aspecto sobre el que no hemos tenido oportunidad de publicar a la fecha ninguna noticia, pero que resulta relevante. Se logró diseñar un folleto de difusión de 12 páginas a dos tintas que se encuentra en la Coordinación Nacional de Difusión para su aprobación e impresión con un tiraje de 1000 ejemplares. Así como la publicación de hasta 13 artículos de difusión ese año. Hacia 2013 se lograron extender las descripciones e interpretaciones arqueológicas no solamente de la Zona El Tlatoani, sino del asentamiento en general. En esta ocasión intervenimos el Conjunto Arquitectónico Central en la cima del cerro, hasta 9 terrazas en la sección media del cerro, y dos secciones en la zona baja del cerro, una en el área central urbana, y otra en la periferia, asociada a posibles asentamientos de grupos subordinados. Se logró un avance en el recorrido de superficie de 900 has., un espacio que resultó mucho más ambicioso que el logrado durante la temporada de 2012, donde solamente logramos cubrir 300 has. El polígono de prospección de superficie se enfocó hacia el sur, este y norte del polígono de la temporada anterior. Acá se observaron 3 asentamientos bien definidos y un cuarto que es difícil de determinar. El primero, se ubica en el extremo SE del actual poblado de Tlayacapan con una fuerte densidad de tiestos y una planeación urbana bien definida entendida a través de sistemas de calzadas y arquitectura monumental con estructura que superan los 40 m por lado, en arreglos arquitectónicos por conjuntos de estructuras, a nivel de materiales recolectados observamos una fuerte densidad de tepalcates y artefactos líticos que nos hablan de áreas ocupacionales densas y donde la actividad es intensiva. La otra área de ocupación se ubica al norte, en el denominado cerro Amixtepec, en el cual se observa una planificación urbana bien definida pero no presenta una densidad tan grande de materiales en superficie como la anterior, parece ubicarse como una ocupación del Posclásico Tardío. Más al norte se localiza un tercer asentamiento que muestra una respuesta arquitectónica diferente, así como diferencia en los materiales recolectados, entre esta y la anterior se observa un espacio estéril de materiales arqueológicos por lo que se pueden inferir se trata de espacio separados tanto a nivel de materiales como a nivel de respuesta arquitectónica. Finalmente el último espacio, se encuentra hacia el este, muy distanciado de los 3 espacios anteriores descritos, el más cercano es el Amixtepec, sin embargo, no parece haber relación directa entre estos dos espacios, ni a nivel de materiales ni a nivel de estrategia de diseño arquitectónico. Se realizaron nuevamente excavaciones en el Conjunto Arquitectónico Central, mayores en un 300 % a la intervención del año anterior, con lo que se avanzó en la definición de un 80 % del total de la configuración arquitectónica arqueológica de la cima asociada a este templo. Tras la intervención se efectuó un proceso de consolidación. Se realizó además de la temporada regular, una de carácter extraordinario que implicó una intervención en 9 terrazas al interior del Programa de Empleo Temporal, que duró quince semanas, de agosto a finales de noviembre. Acá se desarrollaron procesos de excavación, para definir los elementos de colapso de los paramentos de las terrazas, se realizó el registro arqueológico, el retiro de derrumbes y la restitución volumétrica para dotar de soporte al terraceado general del cerro. Se realizaron 26 unidades de excavación lineales y 5 extensivas, cubriendo un total de 840 m² de superficie intervenida arqueológicamente, en igual número de unidades de restitución de volumen, se rehabilitaron un total de 428 m lineales de coraza, superando la meta establecida de 254 m, es decir 172 m. Se realizaron múltiples análisis de los materiales recuperados: A) se avanzó el análisis en el conjunto artefactual cerámico completo de 2012; B) conjunto artefactual lítico tallado y pulido de todas las unidades y superficie, así como de los fragmentos de elementos arqueológicos arquitectónicos y petrograbados que han sido recuperados tanto en 2012 como en 2013, estos análisis se han refinado en 2017; C) análisis antropológico físico del total de entierros localizados en la intervención de la matriz arqueológica, fundamentalmente de la Sección B; D) análisis arqueofaunístico de los restos óseos animales completo, proveniente de la colección recuperada en 2012; E) fechamiento de hasta 6 muestras de hueso humano, y carbón junto con análisis de isótopos estables de carbono 13; F) determinación de isotopos de estroncio para evaluación de patrones de migración y movilidad humana en cuatro muestras. Se logró la publicación de 8 artículos de difusión donde participaron algunos de los participantes en el proyecto de investigación y hasta 4 ponencias. Hacia 2014 ya podíamos afirmar que un 70 % aproximadamente de zona en la cima se encontraba en posibilidades de visita pública y solamente faltaría un esfuerzo por que esta tuviera sentido temático crítico para el visitante que se ayudara de las estrategias para conformar un proyecto pedagógico en su visita. En esa ocasión, nos dedicamos a la excavación en dos secciones fundamentales de la Zona Arqueológica El Tlatoani, por un lado se eligieron las Terrazas B-2 y B-11 para abonar en la definición de las actividades pretéritas que en esta sección del sitio se habrían realizado, así como su diacronía, los análisis cerámicos de estas dos grandes terrazas se consolidaron precisamente en 2017. Por otro lado, se eligió extender la excavación en el Conjunto Central Arquitectónico, ya que a pesar de que en ese momento se entendía el orden elemental arquitectónico en la cima, aún conocíamos muy poco acerca de las actividades que ahí se desarrollaron. Contábamos hasta ese momento solamente con una ofrenda que se fechó para el año 646-765 n.e., y ahora nos debatimos entre considerarla como un efecto de la primera fase constructiva del templo escalonado de mampostería en la cima, o una ofrenda posteriormente realizada a la erección del templo, que podría datar del Clásico Tardío (400-600 n.e.). Tuvimos la oportunidad de localizar un basurero con una amplia gama de artefactos cerámicos de carácter ritual asociados a una deidad de manera incidente, ésta es, el Dios de las Tormentas o Tláloc. Entre agosto y noviembre de ese año se realizó por segunda ocasión el Programa de Empleo Temporal (PET) que nos costó mucha energía por parte de todos los implicados en el proyecto, porque a pesar de ser un proyecto de mantenimiento y conservación del zona, al intervenir las terrazas con el ánimo de restituir volúmenes arquitectónicos para evitar los procesos erosivos y los colapsos, resulta ineludible la intervención de capas y elementos arqueológicos a los cuales es preciso dar debida cuenta bajo la metodología arqueológica propia. Los informes sobre esta intervención se consolidarían hasta 2015, retrasando como efecto concatenado, la segunda parte del informe de la intervención de ese año en las terrazas C2 a la C5, para el 2016. Sin contar con los resultados del PET, se han logrado intervenir dos terrazas más que se suman a las nueve que ya se habían intervenido en las dos temporadas pasadas, aunque la B-11 es una terraza intervenida en dos secciones. Con ello abonamos a la certeza de que estas secciones tienen dos temporalidades claras, una que fue clausurada, asociada al Posclásico Temprano, donde hubo una serie de prácticas sociales que implicaron habitaciones, actividades artesanales domésticas, presencia de pequeños altares domésticos y en general un asentamiento permanente en estas terrazas. Mientras que para el Posclásico Tardío las terrazas se conforman como espacios planos donde poco o nada de sus actividades sobre ellas quedó hasta nuestros días, quizá en ese momento es que se volvió un espacio más asociado a la defensa. El cerro habría tenido relevancia en el sistema de valores locales, desde el Preclásico Terminal o con anterioridad a ello, prueba de ellos es el fechamiento de un entierro infantil con altas probabilidades de haber sido un sacrificio infantil, fechado entre 86 y el 235 n.e., y bajo de este en general, la presencia del material parental del cerro, con profusa cantidad de petrograbados que podrían ser al menos de esta temporalidad, o quizá, anteriores. En 2014 se avanzó en la extensión de la intervención del Conjunto Arquitectónico Central y con ello nos percatamos de una circunstancia plena. Este templo en la cima tiene una connotación además de religiosa con cercanía clara a rituales asociados desde el Clásico o desde el Epiclásico, al Dios de las Tormentas, y mantiene una gran fachada con una orientación de ostentación político-discursiva a través del propio proyecto arquitectónico vinculada con el poniente de la Sierra de Tlayacapan, hacia Santa Catarina. Era altamente probable que la orientación más allá de las connotaciones sígnico-religiosas que llegue a tener o podamos inferir con respecto a su orientación en el paisaje circundante, a otros cerros o las significaciones acimutales dentro de la propia cosmovisión del pueblo tlayacapanenese, se erigió para poder ser vista desde Santa Catarina, es decir, desde las comunidades de menor capacidad de sujeción directa que al menos durante el Posclásico Tardío y el período Virreinal sabemos que estuvieron bajo la hegemonía local de Tlayacapan. Se realizaron también múltiples análisis de los materiales recuperados: A) conjunto artefactual cerámico completo de 2013; B) análisis antropológico físico del total de entierros localizados en el PET 2013 y en las dos terrazas B-2 y B-11 en este año; C) fechamiento de hasta cuatro muestras de hueso humano, y una de carbón junto con análisis de isótopos estables de carbono 13. Se logró la publicación de 7 artículos de difusión donde participaron algunos de los asistentes de investigación, además de la publicación de un artículo científico. Se lograron presentar cinco ponencias y dos exposiciones temporales con duración de un mes cada una. Se impartieron dos semestres en la Licenciatura en Arqueología en la ENAH, vinculados directamente con el proyecto. En esta temporada recibimos nuevamente un recorte de los recursos para la ejecución del proyecto. Así mismo el proyecto de Cuevas Secas. Sur de Morelos fue cancelado, del cual no pudimos realizar la etapa de excavación. Está claro que no recibimos ningún tipo de explicación por parte de ninguna instancia pero asumimos que la Dirección de nuestro centro de trabajo eligió que la distribución de los recursos que teníamos asignados fueran recortados en cientos de miles de pesos. Para 2015 solamente recibimos el 52 % de lo que originalmente era asignado para la ejecución de este proyecto en 2012. Mientras que en ese primer año de 2012 le eran asignados $1,500,000.00 en su primera fase y durante 2013 también se mantuvo esta cifra, para 2014, el presupuesto bajó un 33 %, y para este año el recorte total de los recortes se puede sumar en 48 %. El proyecto tiene visos de continuidad y eventualmente detendremos los procesos de investigación en campo, entiéndase excavación y prospección de superficie, en algún momento, si es que las autoridades del INAH no deciden apoyar a gestionar la apertura a la visita pública de la zona, lo cual implicaría intervenir la zona con la perspectiva de habilitarla para un recorrido pedagógico crítico y sobre todo, seguro, lo que quizá implique excavar algunas zona para lograr un circuito salvaguardado de percances para el visitante. Sin embargo, la multiplicidad de fenómenos sociales pretéritos que han abierto la colección de materiales arqueológicos recuperados pueden ser analizados a través de al menos un quinquenio más. El presupuesto de este año 2015 ha reducido de nueve asistentes de investigación con que contábamos en 2012 a solamente cuatro. Una de las actividades que han quedado pendientes y que es preciso avanzar implica dos procesos que han quedado pendientes y que son altamente relevantes como el registro de los monumentos arqueológicos muebles en el Sistema Único de Registro de la DRPZMA, así como el análisis global del material cerámico, que ha quedado inconcluso hasta el momento, pues solamente se han analizado los materiales de 2012 al 2014, quedando pendientes para 2018 los materiales de 2015 y 2016. En 2015 los objetivos se centraron espacialmente tanto en la Zona Arqueológica El Tlatoani y el asentamiento arqueológico general de Tlayacapan, que nos permitió avanzar en la contrastación de las hipótesis científicas generales del proyecto. Esto ha contribuido en el desarrollo de un discurso con apego al desarrollo histórico concreto de la localidad previo a la invasión española, desde el Horizonte Preclásico Terminal hasta el Virreinal Temprano. Ahora contamos con un acercamiento a elementos desde la investigación y la conservación para la visita pública de la zona como acto pedagógico crítico de carácter institucional de gestión y manejo de conservación de la zona. Derivado de que en la temporada de 2014 quedó pendiente el proceso de prospección, se pretendió retomarlo en 2015 considerando la sección baja oriental de la serranía de Tlayacapan en la región de San José de los Laureles, al norte del Cerro El Tlatoani y en la sección suroccidental de la serranía de Tlayacapan en Santa Catarina. Finalmente, derivado de la falta de personal suficiente, se decidió realizar solamente el recorrido en San José de los Laureles. Ahí se proyectaron hasta 34 polígonos de prospección con un área de aproximadamente 625 has; 32 de ellos fueron efectuados por completo por nuestro equipo de trabajo y los dos últimos se dejaron para ser ejecutados en compañía y acto pedagógico con los alumnos de sexto semestre de la licenciatura en Arqueología de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, donde hemos asumido la carga académica de las materias de excavación y de prospección en campo, y análisis de los materiales arqueológicos en gabinete. Considerábamos en ese entonces que el Conjunto Central Arquitectónico presentaba su única escalinata conocida hasta finales de 2014 estaba orientada hacia Santa Catarina, lo que terminamos por denominar fachada poniente, y por ello, sería prudente conocer la configuración del sistema de asentamiento en esa área. Finalmente no lo pudimos realizar por falta de personal, pero lo que sí descubrimos, es que el Conjunto Central Arquitectónico cuenta con una fachada relevante hacia el este, justo hacia el centro del emplazamiento de la cabecera virreinal del asentamiento. Se efectuó un proceso de excavación arqueológica y consolidación en la sección que va de la Terraza C-2 a la Terraza C-5 con el objetivo de restituir los volúmenes arquitectónicos de los paramentos de dichas terrazas para evitar el avanzado proceso de erosión y el riesgo estructural del colapso de las mismas. Acá se localizó como una etapa constructiva previa a las terrazas del Posclásico Tardío que conforma en realidad, una serie de estructuras piramidales escalonadas y con alfardas lisas de remate que están orientadas hacia el oriente. En aquel momento, respecto al análisis cerámico decidimos solamente informar sobre los tipos cerámicos nuevos localizados en los análisis de los materiales de 2014, que son abundantísimos. Los materiales provenientes de la temporada 2015 fueron lavados, marcados y separados tentativamente, pero no ha sido posible avanzar en su clasificación hasta la fecha, daremos cuenta de ellos en 2018. Se había considerado la realización de los análisis de 100 muestras de fondos de vasijas para la aplicación de una batería de pruebas químicas que sirvan para la identificación de concentraciones de hidratos, fosfatos, albúminas, etc., que eventualmente contuvieron de manera regular y dejaron impronta en la pared del fondo, en el Laboratorio de Suelos y Sedimentos de la ENAH, las cuales en efecto pudimos obtener, pero no contamos con personal para efectuar dicho análisis. Un producto necesario que quedó pendiente hacia finales de 2014 era el informe pormenorizado de todas las actividades efectuadas durante el PET de ese año. Este proceso nos llevó algunos meses en consolidar porque era necesario realizar el informe lo más completo posible. Se registraron los procesos que tenían como objetivo el mantenimiento preventivo de los volúmenes arquitectónicos de las terrazas, pero para ello era necesario intervenir para definir colapsos, previas intervenciones por la comunidad e identificar los desplantes originales y proyectar la restitución volumétrica para otorgar nuevamente capacidad de carga estructural y evitar con ello la continua erosión y colapso hacia el desfiladero de las matrices arqueológicas, nos vimos compelidos a registrar con técnica arqueológica una serie de hallazgos que no teníamos considerados, pero que finalmente enriquecieron la investigación arqueológica en el lugar. En 2014 se decidió plantear la intervención arqueológica, de conservación y restauración por medio de la restitución de volumen y registro sistematizado de materiales e información arqueológica en el Área de Terrazas, específicamente en las plataformas y muro que conforman las Terrazas B2 a la B12, de ello pudimos informar plenamente en 2015. En ese año 2015 también impartimos las materias de recorrido, excavación y análisis de materiales a los jóvenes de la Licenciatura en Arqueología en la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Como cada año, hacemos un gran esfuerzo por acondicionar un campamento de Tlayacapan y otorgarles todo lo que nos es posible para que pudieran cumplir con su temporada de prácticas. Los espacios para realizar la excavación y el recorrido se establecieron en concordancia con los generales del proyecto. Durante un mes los jóvenes realizaron diversas actividades, desde la gestión con la comunidad, hasta los procesos técnicos de excavación, recuperación y registro de materiales, así como el lavado y marcado del mismo, listo para involucrarse en el semestre 9no. Para poder realizar el análisis y que de esta manera puedan contar con la relación directa del proceso de investigación arqueológica desde esta perspectiva. Los espacios para realizar el recorrido se empalmaron con los objetivos que teníamos en el proyecto para este año, fundamentalmente hacia el nor-noroeste de la cabecera de Tlayacapan donde recorridos informales durante 2014 nos permitieron observar asentamientos con presencia de materiales del Preclásico Terminal en superficie. Durante un mes, los jóvenes realizaron diversas actividades, desde la gestión con la comunidad, hasta los procesos técnicos de recorrido, registro de sitios, recolección de materiales arqueológicos por polígono, así como el lavado y marcado del mismo, listo para involucrarse en el semestre 7mo. de la Licenciatura en Arqueología. Para poder realizar el análisis y que de esta manera puedan contar con la relación directa del proceso de investigación arqueológica desde esta perspectiva de recorrido. Involucrar estudiantes es una responsabilidad que hemos asumido como un acto de corresponsabilidad académica hasta la fecha, actualmente han sido aceptadas ya, las clases de recorrido y excavación para el semestre 2018-1. El orden metodológico con los alumnos ese año, se apegó a los procedimientos del proyecto. El objetivo de este procedimiento fue el de explorar contextos arqueológicos con alta probabilidad de encontrarse relacionados con comunidades agroartesanales del Preclásico Terminal (200 a.d.n.e-200 n.e.), que nos permitan contrastar con los hallazgos efectuados durante 2013 para esta temporalidad pero pertenecientes a grupos hegemónicos. Se consolidó el informe estudiantil que deja constancia del alcance que este tipo de actividades académica tiene, sin embargo, los materiales arqueológicos recuperados al ser incorporados al corpus general del proyecto han sido incluidos en el proceso de análisis general y el informe como tal será procesado posteriormente en el marco de las consideraciones técnicas que nosotros le otorgamos a este tipo de procesos. Podemos afirmar que un 80 % aproximadamente de zona en el Tlatoani, se encuentra en posibilidades de visita pública y solamente faltaría un esfuerzo por que esta tuviera sentido temático crítico para el visitante que se ayudara de las estrategias para conformar un proyecto pedagógico en su visita. A la zona arqueológica no se le ha intervenido desde entonces, solamente le otorgamos mantenimiento sistemático anual. Con la intervención de la Terraza B2 del PET 2014, se identificó un espacio complejo con diversos entierros que van del Epiclásico (600-900 n.e.) al Posclásico Temprano (900-1175 n.e.), los cuales formaron la base del análisis antropofísico completo. En la terraza B9 se identificaron al menos cuatro momentos de ocupación; la primera anterior al año 200 n.e. consistente en una serie de elementos petrograbados en la roca madre; posteriormente un entierro infantil fechado entre 86 y el 235 n.e., posteriormente un contexto ritual con ollas de gran formato y sus contenidos ofrendados pertenecientes al Posclásico Temprano (900-1175 n.e.) y finalmente la terraza plana del Posclásico Tardío (1325-1521 n.e.). En la Terraza B10 localizamos el

DESCRIPCIÓN

A lo largo de seis temporadas anuales de investigación se ha consolidado la contrastación parcial de la hipótesis central de trabajo. Se continuará en la descripción de configuraciones arqueológicas locales y en la constitución de elementos parciales de explicación de procesos sociales tanto de la Zona El Tlatoani como del asentamiento arqueológico en general. En esta séptima fase de 2018 pretendemos continuar el avance en el análisis cerámico; afinaremos la cronología con un fechamiento de radiocarbono en un contexto tentativamente perteneciente al período Posclásico Temprano (900-1200 n.e.); daremos continuidad al catálogo de pintura rupestre, del cual solamente hemos podido registrar de manera completa los sitios de San José de los Laureles y Tepexi, de los cuales realizaremos un ejercicio comparativo de composición elemental de los pigmentos; atenderemos en esta etapa de mantenimiento de la zona arqueológica, a aquellos contextos que resultaron gravemente afectados por los sismos de septiembre del año pasado, y que no fueron considerados como parte integral de las acciones de restauración por nuestro centro de trabajo en su momento; daremos especial atención a la inscripción de bienes arqueológicos muebles en el Sistema único de la DRPZMA, para lo cual nos estamos capacitando desde diciembre del año pasado; y realizaremos finalmente el último proceso de excavación del proyecto considerado para el paraje La Copalera, perteneciente a un conjunto agroartesanal del período Posclásico Temprano (900-1200 n.e).

IMPACTO

Como cada año, y en esta ocasión quizá con mayor relevancia, se pueden describir múltiples procesos locales que pretenden la apertura a la visita pública de facto de la zona arqueológica El Tlatoani. Los esfuerzos que realiza la CONANP en la localidad, para abrir el Proyecto de Jardín Etnobotánico El Tlatoani, adyacente a la zona arqueológica es un proceso que cristalizará en los siguientes años con alta probabilidad. El proyecto de la Vía Ferrata en las peñas del cerro Huixtlalztin, adyacente a El Tlatoani, de poder realizarse en 2018, podría llegar a trasladar cientos o miles de personas a la localidad y en particular, a las inmediaciones de la zona arqueológica El Tlatoani. La zona no cuenta con las condiciones mínimas de señalética, vigilancia de protección civil, ni los servicios suficientes para asumir una visita pública responsable, aun así, ya se cuenta con adelantos claros para el ingreso de agua corriente y servicio de luz por parte de la CONANP y las autoridades municipales. Es previsible que la comunidad local siga insistiendo en este proceso de manera reiterada y finalmente la zona arqueológica termine por recibir mantenimiento anual por parte del INAH, que los procesos de investigación en gabinete por parte del presente proyecto continúen, y que sea la CONANP quienes finalmente de manera indirecta, terminen por cristalizar la construcción de un proyecto de visita pública con formas valoradas incluidas y que incluya de manera subrepticia, la visita a la zona arqueológica El Tlatoani.

NOTAS

  1. Descripción de actividades: A) Continuación del Catálogo de Pintura Rupestre y Análisis Composicional Pictórico de los conjuntos San José de los Laureles I y II, y Barranca de Tepexi, para determinación de regularidades según escuelas pictóricas metropolitanas frente a las periféricas y correlación de preparación de pigmentos intrasitio. B) Restauración de los colapsos de corazas arquitectónicas de las terrazas de la Zona Arqueológica El Tlatoani, efecto de los sismos del 7 y 19 de septiembre de 2017. C) Análisis del conjunto artefactual cerámico de 2015 y 2016. D) Fechamiento de una muestra ósea humana, restos óseos en relación con piso de ocupación en excavación del Campo Xicotla de 2017, para definir momento de ocupación. E) Realizar la inscripción en el Sistema Único de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos e Históricos de dos conjuntos y 50 piezas unitarias, se utilizarán como comienzo del registro los entierros 1 y 2 de PBIII de 2013 pertenecientes al Preclásico Terminal, registrando de manera mixta restos óseos, así como los ajuares de cerámica, piedra verde y obsidiana. F) Excavación en el paraje La Copalera, se trata de un área agroartesanal perteneciente según la información del recorrido de superficie, del Posclásico Temprano y Tardío, en la sección baja de la serranía. G) Continuar un acuerdo de colaboración con el Comisariado de Bienes Comunales.
  2. Vinculación del proyecto: Continuamos con el proyecto de investigación aceptado por la National Science Foundation (NSF) Subsidy Program for Archaeological Research de la University of Missouri en el Archaeometry Laboratory en el University of Missouri Research Reactor (MURR) coordinado por el Dr. Michael D. Glascock. éste se denomina "Ceramic production and exchange in Central México viewed from Tlayacapan, Morelos. Diachronic processes from the Terminal Preclassic (200 B.C.-200 A.D.) to the Early Postclassic (900-1175 A.D.)", actualmente trabajamos en la consolidación de un artículo en colaboración con el Dr. Daniel Pierce.
Folio SIP
5025
Fecha de inicio
2014-02-01
Fecha de término
2020-12-31
Categoría
Unidad Administrativa

PARTICIPANTES

Colaborador (ctb): Elena Labastida del Toro, Colaborador (ctb): Jorge Alberto Linares Ramírez, Colaborador (ctb): Luis Gonzalo Gaviño Vidarte, Director de proyecto (pdr): Raúl Francisco González Quezada, Colaborador (ctb): Sara Paulina Sánchez Guzmán