Premio compartido
2015
Premiados
Director de trabajo: Gabriel Luis Bourdin Rivero
Etnografía de la muerte en el Espiritualismo Trinitario Mariano
La muerte es el fin inevitable de la vida. Tema de poemas célebres y de canciones populares; desde una habitación familiar o un consultorio médico, hasta las escenas procaces y casi rutinarias que ofrecen los medios masivos, la muerte se presenta como una visión escalofriante y aterradora, enigmática, ofensiva, descarada, pestilente, repulsiva o romántica, pero inevitable, simple. La muerte desata lo más profundo y llano de la sensibilidad humana. No se puede hablar sobre la muerte fríamente. Como un reflejo casi espontáneo, hablar de “la muerte”, es hablar de la muerte de “alguien” e indirectamente, de la propia muerte. Parece que a lo largo de la vida todo se puede aprender, experimentar o investigar, pero cómo es morirse, eso nadie lo puede decir. No es posible averiguar cómo es la muerte hasta que se muere. La muerte es el fin inevitable de la vida de una persona.
Por lapidaria que pareciera la antesala a este trabajo, en realidad pretende contribuir a ampliar el panorama sobre el tema, acercándonos a una visión más sobre la muerte, una de las tantas entre lascivas, técnicas y devocionales con las que convivimos cotidianamente, para después dar paso a la reflexión y descubrir, quizá, una forma distinta de entender la muerte. Pues a pesar de lo mucho que se ha escrito, el tema no está agotado, y muy probablemente no lo hará nunca ya que la interpretación de lo que es la muerte depende de elementos culturales que por definición son dinámicos. Tal como ha expresado el antropólogo inglés Nigel Barley: “La enorme variedad de modos de considerar la muerte y lidiar con ella sólo nos muestra que nuestra arraigadas costumbres no vienen dadas por la naturaleza, que podríamos cambiarlas si quisiéramos y que la muerte es un filón rico en significados que nuestras investigaciones están lejos de haber agotado.” (1995:12)
La muerte es un evento único en la vida de las personas alrededor del cual se organizan rituales de gran trascendencia social, además se trata de un evento caracterizado por una gran diversidad en sus interpretaciones. A pesar de estas diferencias, la muerte invariablemente provoca importantes rituales y ajustes en la estructura social en todas las culturas. Se trata de un evento de gran trascendencia y sobre el que siempre se tejen explicaciones de carácter variado junto con respuestas conductuales y reacciones emocionales diversas de una a otra cultura.
Por lapidaria que pareciera la antesala a este trabajo, en realidad pretende contribuir a ampliar el panorama sobre el tema, acercándonos a una visión más sobre la muerte, una de las tantas entre lascivas, técnicas y devocionales con las que convivimos cotidianamente, para después dar paso a la reflexión y descubrir, quizá, una forma distinta de entender la muerte. Pues a pesar de lo mucho que se ha escrito, el tema no está agotado, y muy probablemente no lo hará nunca ya que la interpretación de lo que es la muerte depende de elementos culturales que por definición son dinámicos. Tal como ha expresado el antropólogo inglés Nigel Barley: “La enorme variedad de modos de considerar la muerte y lidiar con ella sólo nos muestra que nuestra arraigadas costumbres no vienen dadas por la naturaleza, que podríamos cambiarlas si quisiéramos y que la muerte es un filón rico en significados que nuestras investigaciones están lejos de haber agotado.” (1995:12)
La muerte es un evento único en la vida de las personas alrededor del cual se organizan rituales de gran trascendencia social, además se trata de un evento caracterizado por una gran diversidad en sus interpretaciones. A pesar de estas diferencias, la muerte invariablemente provoca importantes rituales y ajustes en la estructura social en todas las culturas. Se trata de un evento de gran trascendencia y sobre el que siempre se tejen explicaciones de carácter variado junto con respuestas conductuales y reacciones emocionales diversas de una a otra cultura.