En esta investigación se aborda una de las problemáticas que más lastima al país en la actualidad: el feminicidio, sucesos que encierran una serie de acontecimientos que producen otras heridas sociales. Es producto de la violencia estructural y el resultado fatal de una serie de violencias, se asocia, además, con otras situaciones de la misma naturaleza que lo agravan, como la violencia de género, la violencia sexual, la desaparición de personas, la trata de personas, la impunidad, la corrupción y las graves violaciones a los derechos humanos.

El incremento de este tipo de casos en México ha llamado la atención de instancias internacionales que, desde hace poco más de dos décadas señalaron la necesidad de fortalecer los procesos de investigación, de verdad y de justicia, en medio de lo cual quedó evidenciada la falta de especialistas forenses capacitados para ello.

Paralelamente, el desarrollo de la antropología forense ha evolucionado favorablemente en respuesta a los retos de la cambiante realidad, así como del marco político y social. Poco a poco se ha transformado en una disciplina que toma una posición importante en el quehacer forense, demostrando que su aporte va más allá de la técnica; su argumentación teórica y metodológica ha contribuido de manera importante en investigación ministeriales como en los casos de feminicidio.

Como ejemplo de ello, se hace referencia a casos ocurridos en Ciudad Juárez, la ciudad fronteriza que ha sido marcada por el feminicidio y otras etapas de violencia en su historia. Si bien este es motivo suficiente para considerarla en esta investigación, la elección se relaciona directamente con mi experiencia laboral como arqueóloga, desempeñando el trabajo de perito oficial en esta ciudad en uno de sus periodos más difíciles.