Derivado del huracán Odile ocurrido el 14 y 15 de septiembre del 2014 en el Estado de Baja California Sur, el inmueble identificado como Iglesia de San Antonio presentó deterioros en la pintura exterior e interior a consecuencia de las fuertes lluvias provocadas por dicho fenómeno meteorológico. Cabe señalar que se han instrumentado las gestiones correspondientes a fin de obtener la indemnización de daños por siniestros, por lo que se cuenta el registro de siniestro identificado con el número 9147/2014; así como el expediente debidamente integrado, incluyendo el convenio de indemnización (con el monto conciliado) suscrito por las autoridades correspondientes del INAH y por los representantes de la compañía aseguradora. ANTECEDENTES HISTÓRICOS: Los primeros trabajos de minería en la península de California, se remontan a la época colonial, cuando durante la segunda mitad del siglo XVIII, se inicia la extracción y beneficio de plata en la región serrana del sur de la península. Esta zona propicia para la minería, por contar con los recursos naturales para ello, fue asiento para el establecimiento de los poblados de El Triunfo y San Antonio. El origen de San Antonio se concibe a partir de 1756 con la ocupación de un paraje por familias procedentes de El Real de Santa Ana en las cercanías de una mina a la que llamaron, precisamente, San Antonio. La importancia del Real de San Antonio se puso de manifiesto en 1829, cuando Loreto dejó de ser la capital para ser trasladada a este centro minero, cuya significación económica y social se expresaba en un comercio creciente, así como en una población numerosa. Aunque el Real de San Antonio dejó muy pronto de ser capital de la provincia, su importancia no decreció pues a lo largo del siglo XIX permitió, junto con el mineral de El Triunfo, que la ciudad de La Paz cobrara significación debido a que se convirtió en el puerto de entrada de las mercancías consumida por los pueblos mineros del sur. IGLESIA DE SAN ANTONIO: Originalmente existía en el lugar una improvisada capilla en donde el misionero jesuita Juan Jacobo Baegert impartía los servicios religiosos. Cuando don José de Gálvez, visitador general de la Nueva España, estuvo en la región, estableció un curato vinculado al Obispado de Guadalajara con la finalidad de que los centros mineros no dependieran de los servicios religiosos de las misiones. Años más tarde los padres dominicos se hicieron cargo de la población y fue de ellos, ya en el siglo XIX, que se inició la construcción de la iglesia, la cual ha tenido diferentes etapas constructivas. Su planta consiste de una sola nave alargada con crucero orientada de Norte a Sur. Originalmente estuvo techada con viguería de palma que sostenía gruesos ladrillos recubiertos con un entortado de cal y arena. Este techo fue reemplazado por uno plano de concreto armado que descansa sobre una serie de arcos de medio punto y pilastras. De los dos accesos con los que cuenta el templo, el más usado es el del costado poniente que mira a la plaza de armas del pueblo. En general los materiales constructivos de la iglesia son la piedra, el ladrillo y estuco. En la portada del templo se aprecian los contrafuertes que dan cuerpo a toda la construcción y se muestra una espadaña con las campanas. La iglesia está delimitada por una barda atrial formada por pilastras que se unen por medio de arcos invertidos. Los deterioros que presenta el inmueble corresponden principalmente afectación de la pintura a la cal de los muros interiores y exteriores por filtración y acumulación de lluvia.