Premio INAH
Premio compartido
2020

Director de trabajo: Leonardo Náuhmitl López Luján

Conservación de la pintura mural a través del registro gráfico. Caso de estudio: el recinto sagrado de Templo Mayor

Los restos arqueológicos de la capital mexica adquieren dimensiones diferentes al momento de imaginarlos con el color que llegaron a tener en su época de esplendor. Sin embargo, la pintura mural es uno de los vestigios arqueológicos más frágiles y efímeros que, debido a la fragilidad del material y el medio hostil y altamente sísmico del centro de la Ciudad de México, no ha sido fácil conservar en óptimas condiciones. Con los años, este dramático escenario ha generado la creación de diversos proyectos de registro y de conservación que han buscado la salvaguardia de este delicado bien.

El objetivo de mi trabajo fue conjuntar la información técnica y gráfica que se ha obtenido en más de 40 años entorno a los murales de Tenochtitlan. Para ello, se abordaron los fundamentos teóricos y legales para la protección de las pinturas murales por medio del registro gráfico. Se analizaron algunos proyectos análogos donde la ilustración y la fotografía documental han jugado un papel importantísimo como método de conservación histórica. Se integraron los resultados de los estudios multidisciplinarios que estudiaron las implicaciones materiales de los murales y sus principales factores de deterioro. Y finalmente, se presentó una propuesta metodológica de registro gráfico digital que busca rescatar la memoria gráfica de las pinturas murales de la zona arqueológica del Templo Mayor, cuya conservación a largo plazo está seriamente amenazada.

Esta metodología se basó en la aplicación combinada de las calcas directas, la topografía con estación total y posicionador satelital, la reconstitución cromática por computadora, la fotografía digital, el modelado vectorial y la realidad virtual. Como resultado se cuenta con el desarrollo arquitectónico de los seis edificios que aún conservan restos de pintura mural dentro del recinto sagrado de Tenochtitlan. Se contextualizaron los murales y los fragmentos de policromía dentro de su soporte espacial. Por primera vez, se realizó un registro fotográfico detallado del estado actual de las pinturas. Pero, sobre todo, uno de los grandes aportes de este trabajo fue conjuntar el trabajo de casi 25 años de los diferentes proyectos de registro.