La presente tesis aborda el estudio de grupos de cazadores recolectores que ocuparon el semidesierto queretano y guanajuatense, explorando un posible escenario de interacción con las poblaciones asentadas a los alrededores. Tal evento se analiza en un contexto de significativos cambios demográficos y reestructuraciones económicas que caracterizaron a la región centro norte durante el Epiclásico (600 - 900 d.C.).

La investigación se concentra en una serie de campamentos, artefactos y desechos de obsidiana localizados en el valle intermontano de Victoria, en el nororiente de Guanajuato, donde dicha materia es completamente nula. El análisis en superficie de los contextos, así como la excavación sistemática de uno de ellos, demostró el predominio de objetos de obsidiana por encima de aquellos elaborados sobre materias locales, sugiriendo una práctica de aprovisionamiento constante de los yacimientos más cercanos, los cuales se ubican 50 km al sur, en los valles queretanos.

De acuerdo con lo anterior y considerando la falta de datos geoquímicos para los yacimientos localizados en el septentrión, se recolectaron muestras de las fuentes reportadas por múltiples investigadores, con el objetivo de determinar su composición química a nivel de trazas y determinar la procedencia de la materia prima localizada en los campamentos. Los resultados obtenidos corroboran que gran parte del material localizado en el valle victorense proviene de por lo menos dos de las localidades geológicas caracterizadas. No obstante, también se identificaron piezas procedentes de los yacimientos de Ucareo en el norte de Michoacán y probablemente Pénjamo en el Bajío Guanajuatense.

La correlación de datos geoquímicos, así como el análisis de los materiales recuperados en excavación, nos permitió proyectar la territorialidad de los grupos estudiados y elaborar una propuesta de interacción, a partir de la superposición de las zonas de reproducción social de los grupos nómadas o seminómadas y aquellas áreas asociadas a grupos agrícolas. Tal dinámica, como se concluye, favoreció el intercambio de productos y materias a través del semidesierto y fomentó el establecimiento de relaciones entre grupos con economías distintas, diversificando la gama y flujo de bienes hacia zonas como el norte de Michoacán, el Bajío Guanajuatense, los valles queretanos, la Sierra Gorda y el sur de San Luis Potosí, destacando la participación de los grupos del semidesierto en la dinámica económica regional.