La tesis estudia la generación de escritores novohispanos como Francisco Javier Clavijero, Francisco Javier Alegre, Rafael Landívar, José Antonio de Alzate y Ramírez, Antonio de León y Gama, José Ignacio Bartolache y Pedro José Márquez que, dispersos entre la ciudad de México y la península italiana tras la expulsión de los jesuitas de 1767, participaron en los debates sobre la historia y la naturaleza americana con sus textos sobre la historia antigua, natural y civil de México.

A través de una biografía colectiva, la tesis esboza un retrato de este grupo no homogéneo cuyos miembros están doblemente conectados, a través de sus vidas y de sus obras, siguiendo sus trayectorias en tres espacios urbanos a lo largo de varias décadas. La historiografía ha hecho hincapié en la manera en la que estos autores habrían sentado las bases de la identidad mexicana, o, más recientemente, de la epistemología subalterna.

Distinguiéndose de estas dos perspectivas, la tesis propone abordarlos a partir de una historia intelectual que no se considera distinta de la historia social. Esto permite poner de relieve la pluralidad de situaciones y propuestas, reinscribiendo las actividades intelectuales de estos autores en espacios urbanos y contextos políticos específicos, y teniendo en cuenta las circulaciones entre estos espacios, al variar las escalas de análisis.

¿Cómo se inscriben estos intelectuales en el espacio y los temas de la Ilustración? Mientras que tradicionalmente los estudios se han enfocado en la oposición entre los filósofos europeos y los criollos, lo que en última instancia conduce a una nacionalización de las ideas, esta tesis trata de las controversias y desacuerdos entre los letrados novohispanos y americanos, lo que permite destacar la pluralidad de las voces criollas, por un lado, y el lugar ambiguo de los saberes vernáculos y de los indígenas mexicanos en el seno de su obra, por otro lado. Al centrarse en la escala urbana, el objetivo es cartografiar los conocimientos que estos estudiosos produjeron en diálogo con Europa, pero también con el Caribe, y comprender cómo se inscriben en la ciudad, con su público en desarrollo y sus diversos actores institucionales y políticos.

A través de una historia material y social de las prácticas de escritura, este trabajo retoma la experiencia política y urbana de la Nueva España y la Ciudad de México al final del periodo colonial como espacio vivido y como espacio de reflexión erudita, captado desde la distancia del exilio donde los jesuitas recomponen una “ciudad letrada” dislocada de su lugar de origen e integrada en nuevas redes intelectuales. Más allá de la expresión de temas comunes como el patriotismo mexicano y el orgullo criollo, se trata de entender la pluralidad de voces, a través de tensiones y efectos contrastantes, estudiando cómo se articulan las diversas agendas políticas y situaciones institucionales con las actividades intelectuales de estos actores. Para esto, el estudio hace dialogar sus obras publicadas con una variedad de fuentes: documentos oficiales, manuscritos y correspondencias privadas, conservadas en archivos de México, Italia y España, así como de Estados Unidos y Francia. Los ocho capítulos siguen un orden cronológico, desde los años de su formación intelectual de la generación hasta el final de sus vidas, alternando entre la Ciudad de México, Bolonia y Roma. De este modo, la tesis muestra la pluralidad de las “voces criollas” y sus especificidades, poniendo de manifiesto las tensiones entre los intelectuales novohispanos, exiliados o no, y entre éstos y las sociedades a las que pertenecían, tanto en los territorios del papado como en el espacio americano.