Los trabajos previos en el área consisten en dos inspecciones realizadas en diferentes momentos del desarrollo de la obra. La primera fue realizada en el año 2010 por Lourdes González Barajas y José Carlos Beltrán, investigadores del Centro Regional del INAH en Nayarit. Derivado de su visita reportan el sitio Canalán, que es una gran plataforma de 200 m de largo por 90 m de ancho, sobre la que se erige un montículo de 12 m de diámetro y 1.5 m de altura. Los materiales cerámicos recuperados son de pasta compacta muy fina, con diseños del complejo Aztatlán, pero en una versión local; también reportan cerámica tipo códice y Mita Negro sobre Naranja, correspondiente al Posclásico. Así mismo, en la ladera del cerro Canalán reportan un asentamiento y una plazoleta. Por otro lado, en la parte alta del cerro Majahua localizaron petrograbados, entre los que destacan las espirales, mientras que en la ladera localizaron materiales arqueológicos dispersos y, finalmente una piedra labrada y pulida (Barajas y Beltrán, 2010). La segunda inspección fue realizada por José Rodolfo Cid Beziez, titular académico del proyecto, en el mes de mayo del presente año. Además de lo reportado en la primera inspección, se localizaron otros elementos arquitectónicos en la zona conocida como El Arenal, en donde se observan montículos de 20 a 30 m de diámetro y un metro de altura aproximados, que probablemente corresponden a unidades domésticas. En el cerro Majahua se encontraron varios montículos pequeños de 5 m de diámetro y 1.5 m de altura, así como materiales arqueológicos en abundancia. Destaca un área que se encuentra a 70 msnm, sobre este macizo montañoso, en la que se preserva en superficie una gran cantidad de concha marina, además de siete áreas con manifestaciones gráfico-rupestres.