Proyecto Arqueológico de Salvamento Línea de Transmisión Eléctrica Villa Unión-Escuinapa, Sinaloa [2017]
OBJETIVO GENERAL
Como en toda investigación arqueológica de salvamento, el objetivo básico es la protección y salvaguarda de los vestigios arqueológicos en riesgo por la obra de infraestructura, o en su defecto, el rescate e investigación de los mismos. Sin embargo, su puesta en marcha nos abre una serie de posibilidades de recuperación de datos que nos pueden ayudar en la solución de algunas preguntas cruciales de la arqueología del sur de Sinaloa. De acuerdo con los materiales arqueológicos, las evidencias de las actividades productivas y las características geográficas, no parece quedar duda de que lo que ahora es el sur de Sinaloa (y el norte de Nayarit) fue una región geográfica, económica y culturalmente homogénea durante la época prehispánica desde la época prehispánica y hasta la actualidad (Grave, 2012). Sin embargo, desde el ámbito político, antes de la llegada de los españoles el sur de Sinaloa, al parecer estaba dividido, en al menos cinco unidades político-territoriales. En los relatos de la conquista se puede apreciar que el ejército de Nuño de Guzmán atravesó al menos estas cinco ?provincias?, como las llamaban ellos, e incluso las reconocieron por sus nombres, cuatro de ellas por su nombre indígena y la última por un bien abundante en el momento de la llegada. De sur a norte eran: Chiametlan, Quezala, Colipa, Xícara y Los Fríjoles. ¿Lo mismo ocurría a lo largo de la época prehispánica?, ¿es posible reconocerlas arqueológicamente? De estas dos preguntas básicas se derivan los objetivos generales del presente proyecto; ya que la línea de transmisión Villa Unión-Escuinapa atraviesa los límites territoriales de al menos dos de estas unidades políticas: Quezala y Chiametlan. Así los objetivos son: - Establecer la organización político-territorial en el sur de Sinaloa durante la época prehispánica y al momento de la conquista española. - Reconocer arqueológicamente las características de cada una de las zonas microgeográficas (materiales arqueológicos distintivos, secuencia cronológica, patrón de asentamiento, principales actividades productivas, organización socio-política) que atravesará la línea de transmisión (Cuenca del río Presidio, Sierra de Concordia, laguna Huizache-Caimanero, Cuenca baja del río Baluarte, Marismas de Escuinapa), para determinar si hay diferencias entre ellas.
ANTECEDENTES
El sur de Sinaloa es probablemente la región más investigada arqueológicamente del estado. Sin embargo, los trabajos se han centrado básicamente en la cuenca baja del río Baluarte y, sobre todo en las marismas de Escuinapa; esto es, el extremo más sureño, donde, con base en investigaciones arqueológicas sistemáticas se han podido establecer con cierta certeza, tanto la dinámica cultural como la organización política, de lo que sería la antigua provincia de Chametla (Grave, 2010; 2011; 2012; Grave y Nava, 2010; 2012). Sin embargo, en el resto de las zonas micro-geográficas que componen el sur de Sinaloa, la investigación ha sido esporádica y resultado de algún rescate o salvamento. El principal antecedente en la zona es el Salvamento Arqueológico con motivo de la construcción de la carretera San Blas-Mazatlán, muy cerca de la cual correrá la nueva línea de transmisión. A partir del mismo año de 1997 se realizó el salvamento arqueológico con motivo de la construcción de la nueva carretera san Blas, Nayarit-Mazatlán, Sinaloa, la cual atravesó toda la región que aquí se aborda. Por cuestiones administrativas, para la investigación arqueológica el área total se dividió en dos tramos, uno correspondiente al estado de Nayarit y el otro al estado de Sinaloa. A su vez, el tramo Sinaloa se dividió en tres subtramos que, de norte a sur, son: Mazatlán-Rosario, Rosario Escuinapa y Escuinapa-Límites entre Sinaloa y Nayarit. En el subtramo Rosario-Escuinapa la investigación estuvo a cargo de Lorena Gámez y Mauricio Garduño. El trabajo de campo se realizó entre los meses de julio y septiembre de 1997, durante los cuales localizaron y registraron ?un total de 23 sitios de carácter habitacional?. La mayor parte de ellos están en el municipio de Escuinapa, destaca el asentamiento ubicado en las cercanías de Los Otates, donde fueron detectados seis entierros humanos para su deposición se practicaron algunos pozos en la roca madre. Entre las ofrendas se recuperaron varias vasijas de cerámica, aunque sin duda destaca un vaso trípode tallado en una roca metamórfica de considerable dureza; éste se encontraba cubierto por una concha marina (Gámez y Ambriz, 2001). Además, en el sitio Banco de Material B, asociado a elementos habitacionales, se registró un ?altar pétreo?, una piedra con ocho pozuelos, usadas probablemente para la colocación de ofrendas (Ibíd: 21). El trabajo de campo de los subtramos Mazatlán-Rosario y Escuinapa-Límites entre Sinaloa y Nayarit del Tramo Sinaloa fue coordinado por Alfonso Grave. En la llanura costera entre Mazatlán y Rosario se registraron 82 sitios arqueológicos mientras que en la parte más al sur de Sinaloa se localizaron 33. Asimismo se visitaron otros 5 sitios que si bien no iban a resultar afectados por la construcción de la carretera, también fueron registrados dada su importancia en el contexto regional y el grado de destrucción que han sufrido en los últimos años. Entre ellos están El Walamo (denominado previamente Rancho La Loma por Sauer y Brand); Juana Gómez y El Calón. En total se registraron 120 sitios arqueológicos de las más diversas características (Grave, 2000). La mayor parte de los mismos se reconocieron únicamente por la presencia de cerámica y lítica en superficie; en ocasiones a través de solamente unos cuantos tiestos dispersos en un área de menos de una hectárea. Casi todos los sitios de estas características se encontraron sobre lomas bajas en las cercanías de arroyos de corriente intermitente que nada más acarrean agua luego de un fuerte aguacero. En general tuvieron una corta ocupación, muchos de ellos durante la fase Baluarte (500-750 d.C.) y en menor medida durante las tres fases siguientes. Por su parte, a orillas de los arroyos de mayor caudal, esto es, arroyos que tienen agua al menos durante toda la temporada de lluvias e incluso un tiempo después, hay también varios sitios arqueológicos. Estos se caracterizan por una mayor concentración de materiales arqueológicos en superficie, no sólo tiestos y lítica tallada; también se recuperaron fragmentos de figurillas, metates y manos de metate, pipas y malacates y hasta conchas de molusco. Algunos de ellos cuentan también con elevaciones, desde las que apenas sobresalen sobre el nivel del terreno hasta auténticos basamentos de más de 2 metros de altura. Entre estos últimos destaca el Campamento de Laureano II que se ubica en pequeño valle cercano a Aguacaliente al que alimentan varios arroyos, además de que en las cercanías hay algunos manantiales de aguas termales. Es de los pocos sitios en los que todavía es posible apreciar los montículos distribuidos alrededor de una pequeña plaza, si bien los mismos no se elevan más allá de los dos metros. La mayor parte de estos sitios estuvieron habitados durante largo tiempo, algunos de ellos desde el 250 d.C. y así permanecieron hasta por lo menos el 1300. Finalmente, la vega del río Presidio es donde se localizó la mayor parte de asentamientos, en los que por lo general hay una alta concentración de materiales en superficie (figura ). Su tamaño oscila desde una a 10 hectáreas. Por desgracia, en la actualidad casi no quedan evidencias de estructuras arquitectónicas, pues, debido a la introducción de sistemas de riego en los últimos años, la mayor parte de los terrenos se han nivelado con maquinaria pesada, dando como consecuencia que muchos de las ?lomitas? hayan sido ?desparpajadas?, como nos comentaron varios de los dueños de las parcelas. Un caso notable es el sitio del Walamo, en el cual había al menos dos estructuras piramidales de casi 10 m de altura, pero ahora en su lugar hay varios canales de riego y una gran cantidad de material arqueológico visible, incluso restos humanos. Mediante la exploración de tres sitios se pudo establecer que en la zona hubo una intensa y prolongada ocupación la cual inicia desde la fase Tierra del Padre hasta El Taste-Mazatlán, es decir, desde el 250 al 1300 d.C. En general, en los asentamientos se recuperó material de las fases Baluarte (500-750 d.C.), Lolandis (750-900 d.C.) y Acaponeta (900-1100 d.C.), mientras que de la fase El Taste (1100-1300-1350 d.C.) es más bien escaso. Lo cual coincide con lo observado por Gámez y Ambriz en el tramo entre Escuinapa y Rosario (Gaméz y Ambriz, 2001: 23).
DESCRIPCIÓN
El trabajo consistirá en el reconocimiento de superficie de la zona que será afectada por la construcción de las líneas de transmisión entre Villa Unión y Rosario y entre Rosario y Escuinapa. Además se visitarán algunos puntos a orillas del río Presidio, como las cercanías de Siqueros y El Walamo para tratar de ubicar los sitios explorados por H. Gálvez en la década de los 60 del siglo pasado. Una vez que se identifique una zona con material arqueológico, se revisará sistemáticamente para establecer su extensión. En todos los sitios arqueológicos visitados se recolectarán materiales en superficie, sobre todo los considerados como diagnósticos (en el caso de la cerámica: bordes, fondos, soportes, fragmentos decorados, fragmentos grandes, etcétera; en el caso de la lítica: puntas de proyectil, metates, navajillas, artefactos en materiales alóctonos, etcétera), así como concha y hueso. La recolección se hará en todas las áreas del sitio; si es posible diferenciar conjuntos el material arqueológico de cada uno de ellos se recogerá por separado. De cualquier modo, los sitios se registraran anteponiéndoles la siguiente clave: LTEVUE, un número consecutivo, su nombre y entre paréntesis la clave de la zona geográfica en que se encuentre. En el caso de aquellos en los que puedan observarse elementos arquitectónicos en superficie, ya sean montículos de tierra o bien concentraciones de concha (?concheros?), o incluso alineamientos de piedra, se realizarán croquis lo más detallados posible, con la ayuda de la brújula y la cinta métrica. En ellos se especificará claramente el tamaño y altura de las estructuras, así como la separación entre las mismas. Todos se dibujarán a la misma escala para poder establecer comparaciones sin mayor problema. Además, en los casos que sea posible y/o deseable, se hará el levantamiento topográfico con Estación Total. En aquellos sitios que presenten otra clase de elementos como petrograbados, pintura rupestre, etcétera, se harán los dibujos respectivos. En realidad, se deben dibujar y tomar fotografías de todos y cada uno de los elementos y materiales relevantes, independientemente de las características intrínsecas del sitio. Se debe precisar la ubicación exacta de los distintos asentamientos en la carta topográfica (1:50000). Ello nos servirá para posteriormente ver si algunos cuya cercanía y características sean tales que en realidad conformen uno solo, de mayor tamaño y complejidad, así como para observar cómo se relacionan entre sí y con respecto al medio ambiente. Se hará el análisis preliminar de los materiales arqueológicos recuperados en superficie conforme al sistema tipo-variedad, según se presentó en la justificación metodológica (vid supra); esto nos servirá para, en conjunto con las características propias de cada sitio, determinar cuáles se explorarán por medio de excavaciones. Lo cual se hará en la segunda etapa de este proyecto. Los materiales serán guardados en bolsas de plástico utilizando doble etiqueta, en la que se consignarán los siguientes datos: Nombre del Proyecto: Tramo: Sitio: Unidad de excavación: Capa: Nivel: Material: Asociación: Nombre de quien registró: Fecha: Para facilitar su cuantificación por unidad de recolección y su posterior análisis, los diferentes materiales serán separados de la siguiente manera: Cerámica Cerámica decorada Figurillas Otros materiales cerámicos (malacates, orejeras, pipas, tiestos trabajados, etc.) Lítica pulida Lítica tallada Concha Hueso humano Hueso animal Semillas Sedimento Carbón Arcilla quemada Bajareque Metal Finalmente, y como parte importante de las labores sustantivas del INAH, tenemos que dar a conocer los resultados obtenidos en la investigación en foros académicos y de divulgación, así como a través de publicaciones. En resumen, las actividades del trabajo de campo y gabinete para esta etapa son: - Reconocimiento sistemático de toda el área de afectación directa e indirecta de la Línea de Transmisión Eléctrica entre Villa Unión y Escuinapa - Visitas para identificar en el campo los sitios registrados por investigadores anteriores que no cuentan con datos de ubicación precisa, pues al menos dos de ellos (El Walamo y Siqueros), pueden caer en la categoría de centros rectores (vid supra). - Análisis de los materiales recuperados. - Elección de sitios para ser excavados en la segunda etapa. - Redacción de Informe.
NOTAS
- Descripción de actividades: - Reconocimiento sistemático de toda el área de afectación directa e indirecta de la Línea de Transmisión Eléctrica entre Villa Unión y Escuinapa - Visitas para identificar en el campo los sitios registrados por investigadores anteriores que no cuentan con datos de ubicación precisa, pues al menos dos de ellos (El Walamo y Siqueros), pueden caer en la categoría de centros rectores (vid supra). - Análisis de los materiales recuperados. - Elección de sitios para ser excavados en la segunda etapa. - Redacción de Informe.
El sur de Sinaloa es probablemente la región más investigada arqueológicamente del estado. Sin embargo, los trabajos se han centrado básicamente en la cuenca baja del río Baluarte y, sobre todo en las marismas de Escuinapa; esto es, el extremo más sureño, donde, con base en investigaciones arqueológicas sistemáticas se han podido establecer con cierta certeza, tanto la dinámica cultural como la organización política, de lo que sería la antigua provincia de Chametla (Grave, 2010; 2011; 2012; Grave y Nava, 2010; 2012). Sin embargo, en el resto de las zonas micro-geográficas que componen el sur de Sinaloa, la investigación ha sido esporádica y resultado de algún rescate o salvamento. Si bien la investigación pionera de Sauer y Brand (1998) estableció que toda el área sur de Sinaloa era homogénea cultural y políticamente; en realidad, con base en las nuevas investigaciones arqueológicas y una lectura detallada de las fuentes documentales de la conquista hemos podido establecer que la región entre el río Las Cañas, el límite natural entre Sinaloa y Nayarit, y el río Quelite, el límite geográfico de la región sur de Sinaloa y norte de Nayarit, sí era cultural, económica y geográficamente homogénea, pero desde el punto de vista político, estaba dividido en al menos cinco unidades político-territoriales (Grave, 2012; Ortega y Grave, en preparación). ¿Lo mismo ocurría a lo largo de la época prehispánica?, ¿es posible reconocerlas arqueológicamente? ¿Abarcaban el mismo territorio? De estas tres preguntas básicas se derivan los objetivos generales del presente proyecto. - Establecer la organización político-territorial en el sur de Sinaloa durante la época prehispánica y al momento de la conquista española. - Reconocer arqueológicamente las características de cada una de las unidades político-territoriales (materiales arqueológicos distintivos, secuencia cronológica, principales actividades productivas organización socio-política). - Establecer los límites territoriales entre las diferentes unidades político-territoriales. El área que será afectada por la construcción de la nueva línea de transmisión eléctrica entre las poblaciones de Villa Unión y Escuinapa se inserta en cuatro de las 9 zonas microgeográficas: la cuenca baja del río Presidio, la zona baja de la sierra de Concordia, la cuenca del río Baluarte y una mínima parte de las marismas de Escuinapa, por lo que en este caso buscaremos establecer las características y los límites entre las provincias de Quezala y Chametla.
Folio SIP
18998
Fecha de inicio
2017-02-01
Fecha de término
2017-11-30
Categoría
Unidad Administrativa
Área normativa