Los hombres del mezcal. Casa, vestido y sustento de los habitantes del Colima antiguo [2017]
OBJETIVO GENERAL
Objetivo del proyecto: a) Construir conocimiento plausible, reflejado en documentos escritos, sobre la historia de la planta del mezcal, con el fin de ofrecer elementos identitarios de arraigo en las comunidades del actual territorio de Colima y sur de Jalisco. b) Ofrecer a la comunidad elementos para la identificación, disfrute y conocimiento de la planta del mezcal y sus utilidades, comercio justo, su buen consumo y aprovechamiento racional, a través de actividades académicas, culturales y festivas dentro de las festividades del la feria del mezcal y su cultura. En esta ocasión cuarta edición. Así mismo, usando como eje dicha planta se pretende acompañarla con el sistema alimentario mexicano (comida tradicional), el lenguaje festivo, la cultura en general, el comercio justo, sustentable rodeado actividades artísticas que acompañan la apreciación del Mezcal. Crear un espacio de convivencia, donde participan en armonía y con objetivos comunes los productores de mezcal y de servicios (restaurantes), y las casas culturales, en donde se promueva la bebida y comida tradicional, los mitos y realidades de nuestra región (Sur de Jalisco y el estado de Colima). Objetivos específicos (2015-2018): a) Identificar la presencia cultural y material de las evidencias arqueológicas e históricas en relación a la planta del mezcal en el Colima antiguo. b) Describir su uso, adaptación, modificación y trascendencia a través del tiempo, desde las primeras evidencias hace 10,000 años, hasta la actualidad. Con énfasis en su uso para fermentar y destilar. c) Comprender la relación multicultural en el escenario natural con el uso de la planta del mezcal a través del tiempo. En este sentido es necesario definir la relación cultural de los llamados indios chinos, mestizos, europeos y negros; así como el papel de las poblaciones originarias con esta planta. d) Identificar las modificaciones tecnológicas en el aprovechamiento humano de esta planta, con énfasis en la tecnología de fermentación y destilación. En este sentido es necesario ofrecer elementos de discusión, análisis y síntesis sobre la posibilidad de destilación prehispánica. e) Valorar la importancia del mezcal en las poblaciones arqueológicas, históricas y actuales de Colima. f) Trasmitir el resultado de las investigaciones resultantes de los puntos anteriores a las comunidades mezcaleras del sur de Jalisco y Colima. g) Apoyo académico práctico para la protección de los sistemas productivos tradicionales en el cuidado de la planta del mezcal y sus productos derivados. h) Generación de espacios éticos para el buen consumo y comercio justo de la planta del mezcal y sus derivados. Los objetivos particulares. a) Definir las características y tipos de formas en cómo se aprovechó esta planta. b) Diseñar propuestas de conservación del patrimonio arqueológico e histórico a partir de la evaluación del carácter y de la importancia de los vestigios culturales y naturales localizados. c) Identificación en campo, de sitios arqueológicos e históricos en donde se presente evidencia de la utilización de la planta de mezcal. En este caso, y dependiendo de los resultados de los estudios bibliográficos, será necesario establecer proyectos arqueológicos específicos sometidos al Consejo de Arqueología. d) Diseño de estrategias colectivas para la identificación, sensibilización, conservación y difusión de los usos y trascendencia de la planta del mezcal. e) Diseño y elaboración del proyecto de difusión: El mezcal y su cultura.
ANTECEDENTES
El estudio de las plantas útiles prehispánicas, en el cual se enmarca el mezcal, no es nada nuevo, al contrario, los trabajos pioneros en México, desde muchas disciplinas sociales y de las ciencias naturales pueden considerarse como clásicos de la antropología biológica. Desde las hipótesis de Sauer, sobre el origen de la agricultura en el Occidente de México, al igual que el referente obligado de los trabajos de Bruman y Needham, los avances de Serra Puche en los aspectos sobre destilación, y últimamente las aportaciones de nuevas hipótesis y evidencia tangible por parte de Zizumbo, Colunga y el que suscribe este anteproyecto han revolucionado la forma de percibir esta importante planta dentro del sistema alimentario mexicano. Como hipótesis de trabajo podemos aventurar, que desde el contexto cultural-natural de esta planta, El Mezcal , se puede sintetizar un microcosmos sobre la concepción del mundo que tenían los habitantes antiguos del Occidente de México, y en especial del actual territorio de Colima. Su uso milenario en actividades de subsistencia, su trasformación en el ámbito doméstico en donde participan todas las industrias tecnológicas, su representación simbólica ritual como un elemento natural plasmado recurrentemente en contextos funerarios prehispánicos, la gran cantidad de nombres de lugares actuales e históricos, la posibilidad de destilación prehispánica en esta región, y su persistencia actual como una planta y bebida tradicional básica en las fiestas regionales, refuerzan esta hipótesis. Ésta región del Occidente mexicano, se ha caracterizado como uno de los mayores centros de domesticación de mezcales de México y por ende el mundo. Así mismo, es relevante la persistencia de ocupación humana ininterrumpida desde su poblamiento por lo menos hace 10,000 años hasta la actualidad, constituyéndose como un territorio sumamente diverso, caracterizado por múltiples preocupaciones por diversos grupos sociales, desde grupos nahuas, en época prehispánica, hasta considerables poblaciones de diversas latitudes, como asiáticas, centroibericos, y grupos negros en época novohispánica. Por otro lado, en el territorio natural de los volcanes de Colima, relacionados con los ejes hidrológicos Armería, Salado-Coahuayana, se conformó como un laboratorio biocultural desde épocas muy tempranas (1,500 aC) desde el establecimiento de la cultura Capacha, en donde ya se había desarrollado plenamente el sistema agrícola mesoamericano, hasta el siglo XVI donde elementos foráneos, como domesticados y sistemas de producción únicos fueron introducidos desde Asía, norte de África y Europa por los españoles. Es en este marco de diversidad cultural única donde la utilización de la planta del mezcal adquiere una relevancia cultural de vital importancia, evitando en el sistema de la milpa la erosión de suelos, enriqueciendo los humedales, conteniendo suelo fértil emanado de los arrastres del volcán de Colima, y obviamente, proporcionando a sus cuidadores, casa, vestido y sustento. En el caso de la producción de bebidas alcohólicas, de gran relevancia tecnológicamente hablando, es prácticamente universal en las sociedades antiguas, lo cual se explica en primera instancia par la facilidad de producir fermentos al trasformar cualquier azúcar en alcohol. Sin embargo la posibilidad de destilar los fermentos, involucra conocimientos técnicos y procesos tecnológicos que no todas las culturas antiguas lograron poseer. Las propiedades combinadas de obtener alcohol concentrado (destilado) fueron inmensas, fue usado por innumerables culturas como en China primero, pues existen evidencias de su importancia en la vida social, política y en los rituales religiosos desde la edad de bronce, alrededor de 2000 aC. (McGovern et al. 2005). Poco tiempo después esta tecnología se distribuyó por India y Paquistán 800aC, posteriormente fueron traídas al Mediterráneo por los griegos en sus invasiones por Asia, y adoptadas por las culturas árabes en el Medio Evo, posteriormente y muy tardíamente generalizadas por toda la Europa del norte. Su uso ha jugado un papel clave en el desarrollo de la cultura y la tecnología humana, ya que ha contribuido a la difusión e intensificación de la agricultura y al procesamiento de los alimentos (McGovern et al. 2004). Además es usado como analgésico, desinfectante, humectante, preservador y acrecentador del valor calórico de los alimentos y en especial porque las bebidas alcohólicas tienen una relevancia fundamental dentro de los rituales sociales, pues es sumamente apreciado su efecto para alterar la conciencia. En Mesoamérica, en la época prehispánica, se elaboraron una variedad de bebidas alcohólicas fermentadas utilizando diferentes partes de las plantas: granos de Zea mays L. (maíz), flores de Lonchocarpus longistylis Pittier (balché), frutos de Opuntia spp. (tuna), Prosopis spp. (mezquite), y Spondias spp. (jocote), así como tallos cocidos de Agave spp. (maguey o mezcal), estos últimos característicos para el área occidental de Mesoamérica (Bruman 1940; 2000). Antes del cultivo y la domesticación del maíz, los agaves fueron una de las principales fuentes de carbohidratos para las poblaciones humanas distribuidas en lo que hoy es el occidente, el norte de México y el suroeste de los Estados Unidos de América, consumiéndose los tallos, las bases de las hojas y el pedúnculo floral, cocidos en hornos de piedra, molidos y secados al sol para elaborar un tipo de pan (Callen 1965; Smith 1965; Hodgson 2001). La larga fibra obtenida de sus hojas también tuvo un uso relevante en el vestido y en la elaboración de instrumentos de trabajo (Gentry 1982). De aquí el título de esta investigación. En la región occidental de Mesoamérica, en la época prehispánica, se elaboraban alimentos y bebidas alcohólicas fermentadas de agave, con alta relevancia cultural y social. Así mismo la posibilidad de destilación prehispánica, aún se encuentra en discusión, en espera de pruebas químicas, que validen dicha hipótesis. Sin embrago hay suficientes elementos fenomenológicos, materiales, biológicos, simbólicos, lingüísticos y tecnológicos que comprueban dicha hipótesis. Por otro lado, en época novohispánica se ha comprobado con evidencias contundentes, que un punto de origen de la destilación en México se originó en los valles de Colima, adaptando las técnicas de destilación introducidas desde Filipinas. Las evidencias arqueológicas indican la alta importancia económica, social y cultural de los agaves en la época prehispánica en el Valle de Colima. Estas evidencias incluyen los hornos de piedra subterráneos utilizados para su cocimiento y el de otros alimentos encontrados en contextos habitacionales y ceremoniales del Clásico al Post-clásico (200-1500 dC.), la cerámica ritual con representaciones de las plantas ofrecidas a personajes importantes en entierros durante las fases Comala (200-500 dC) y Colima (500-700 dC.). La asociación entre las ofrendas cerámicas con representaciones de agaves y los personajes y sus tumbas, revelaron diferenciación social y evolución de los ritos mortuorios entre el periodo Formativo y el Clásico (Zizumbo-Villarreal y Colunga-GarcíaMarín 2008, Zizumbo-Villarreal et al 2009). Las fuentes etno-históricas, por su parte, indican la producción de bebidas alcohólicas con jugos de agave durante la fase del Clásico Tardío-Colonial Temprano (1550-1580), tanto en las estribaciones de los volcanes de Colima como en los valles aledaños de Motines del Oro (De Agüero 1579:69; Alcalde de la Rueda 1580:158,165; Dávila de Quiñónez 1580:141). La variedad de agave Spondias purpurea L. también fue utilizada para este fin en esta área (Bruman 2000, Colunga-García Marín y Zizumbo-Villarreal 2007). La presencia de destiladores en funcionamiento para la obtención de licor de agave, diferentes al tipo helénico o árabe entre los grupos mesoamericanos del occidente de Mesoamerica: Huicholes, Coras y Tarascos a finales del siglo XIX, llevaron a pesar que la destilación era un proceso precolombino local (Bourke 1893, Lumholtz 1900-1902). Sin embargo, Bruman (1940, 1944, 1996, 2000) y Walton (1977), basándose en la similitud de estos destiladores con los tipos asiáticos descritos por Feliciano (1923), así como al uso de la palabra tuba (una palabra de origen tagalog, el idioma nativo de las Filipinas), para designar al fermento de agave, sugirieron que estos destiladores se derivaban de los introducidos en Colima en la segunda mitad el siglo XVI para elaborar licor de coco (Cocos nucifera L) (Zizumbo-Villarreal y Colunga_GarcíaMarín 2008). Needham y Guei-Djen (1983:109) sugirieron que la destilación en Mesoamérica pudo originarse en tiempos prehispánicos utilizando vasijas de cerámica del tipo Capacha reportado para el Valle de Colima por Kelly (1974, 1980), dada su semejanza con los destiladores de origen mongol utilizados durante la edad de bronce en China, en el periodo cultural Chou (Needham y Guei-Djen 1985:56,57. El tipo de vasijas mesoamericanas a la que hacen referencia Needham y Guei-Djen (1985:50 Figs. 56-57) fueron descritas por Kelly (1972:27-29; 1974; 1980:56-68) como vasijas de boca ancha en forma de estribo de dos cuerpos (dos ollas superpuestas unidas por un tubo denominadas ?acinturadas?, por dos tubos denominadas bífidas o por tres tubos denominadas ?trífidas?). Estas vasijas se han encontrado asociadas, en el contexto arqueológico, a una amplia gama de ollas ?frijoleras? de un cuerpo, a tazones cóncavos llamados ?jícaras?, ?tecomates? o ?tejos?, así como a vasos miniatura. Todos estos objetos, en conjunto caracterizan a la fase cultural del Formativo Temprano en el Valle de Colima, denominada fase Capacha (1500-1000 A.C.) (Kelly 1980, Olay 2006). La olla más simple, de este complejo cultural es denominada ?frijolera? ya que es semejante a la utilizada en la región para cocer frijoles, un proceso de gran relevancia cultural debido a que éstos constituyen la principal fuente de proteínas para la población rural desde tiempos precolombinos, y deben consumirse cocidos por su alto contenido de sustancias cianoganicas (Gepts 1988, Zizumbo et al, 2005, Kwak 2007). El cocimiento tradicional, aún hoy día se realiza acoplando a la olla de barro con boca de estribo, un tazón cóncavo. De este modo se conforma un aparato que tecnológicamente puede ser considerado un proto-destilador, ya que internamente se lleva a cabo la evaporación del agua y la condensación de los vapores, gracias al papel refrigerante del agua fresca que se coloca dentro del tazón cóncavo. Así, este aparato hace más eficiente el uso del agua y el combustible. Un aparato similar fue descrito para la secuencia evolutiva de los destiladores en China (Needham y Guei-Djen 1983:92 Fig. 1434a). El paso tecnológico considerado como clave para dar origen a los destiladores lo constituyó la colocación interna de un vaso que posibilita contener y sacar el destilado al exterior (Needham y Guei-Djen (1983:109 Figs.1485b), en Mesoamérica, este paso lo pudo constituir la elaboración de las vasijas bífidas y trífidas reportadas por Kelly 1974, 1980). Estas vasijas con dos cuerpos superpuestos unidos por tubos permiten asentar un vaso en el cuerpo superior, formando así un aparato similar al descrito por estos autores como el destilador Mongol (Needham y Guei-Djen 1983:92,). Una simplificación en el destilador Mongol lo pudo constituir la unión de las dos vasijas por un solo tubo, pero se requería sujetar internamente el recibidor del destilado (Needham y Guei-Djen 1983:92,. Las vasijas acinturadas reportadas por Kelly (1974, 1980) y Lumholtz (1900-1902) para los Huicholes en la Sierra del Nayar pudieran corresponder a este tipo de destilador (Needham y Guei-Djen 1983:109 Una fase posterior en la evolución de los destiladores lo constituyó la adaptación de una canaleta desde el recibidor del condensado al exterior, permitiendo que el proceso de destilación continúe sin detenerse hasta que el contenido de alcohol en el fermento se agote (Needham y Guei-Djen 1983:92 Fig. 1434d). Estos destiladores denominados tipo Chino o tipo Filipino, son similares a los reportados por Brumam (1940, 2000) entre los Coras y por Bourke (1893) entre los Tarascos (Needham y Guei-Djen 1983:108,). Tanto los destiladores de concentración interna (tipo Mongol) como externa (Tipo Chino o Filipinos), fueron utilizados para obtener alcohol, ácido acético o aceites volátiles en China (Needham y Guei-Djen 1983). Sin embargo, para Mesoamérica no existe consenso sobre la función de las vasijas bífidas, trífidas y acinturadas, e incluso se ha planteado que las dos primeras pudieron ser utilizadas en la obtención de infusiones de varias especies de plantas, incluyendo al peyote (Lophophora williamsii (Lem.) J. Coult.) (Motjou 1994, 2006). El estudio de la posibilidad de obtener destilados de agave en la época prehispánica, utilizando los elementos y las técnicas reportadas en los registros arqueológicos y etno-históricos: (a) fermento de agave cocido (Bruman 2000, Zizumbo y Colunga 2008), (b) vasijas trífidas y acinturadas, tazones cóncavos y vasos miniatura (Kelly 1974, 1980), y (c) vasijas y técnicas para el cocimiento tradicional de frijoles es fundamental para entender el desarrollo de las culturas de Occidente de México en época prehispánica, así mismo, es un tema de investigación neurálgico para comprender los primeros años de la colonización novohispánica en el Occidente de México. En síntesis, acompañando la idea de Parsons (2000, 2010), en donde plantea que el uso del maguey en la cuenca de México en época prehispánica, es equiparable a la revolución industrial en Europa. Proponemos que la planta del mezcal en el Occidente de México, sintetizó la forma de vida de sus habitantes, constituyéndose como un elemento fundamental trasformador del paisaje, por lo que fue asimilado, sintetizando, simbolizado y adaptado íntegramente a su forma de vida, a tal grado que no se puede entender sin esta planta
DESCRIPCIÓN
Problemática: Las paupérrimas condiciones de los pobladores del campo mexicano resultado de centurias de explotación extractiva de los recursos naturales, la falta de recursos materiales adecuados para la transformación sustentable del medio, la destrucción de las cadenas productivas, el abandono de la práctica de valores comunitarios y la nula preservación de la herencia biocultural ha ocasionado una crisis social sin paralelo en la historia de México. Migración, contaminación de los recursos naturales, violencia extrema, desdén de las tradiciones agroalimentarias milenarias son el resultado de la descomposición general del tejido histórico de las comunidades campesinas en gran parte del territorio nacional. En síntesis, el panorama es desalentador puesto que se ha cancelado la propuesta de un futuro basado en la recuperación de antiguas y exitosas formas de relacionarnos con el medio ambiente natural. Cantidad de estudios y diagnósticos realizados por especialistas en la materia han descrito y explicado a profundidad la problemática antes descrita. Como una realidad sumamente compleja, multifactorial y sumamente lacerante, la arqueología social mexicana, ha propuesto desde hace décadas, que el conocimiento del pasado, a través de la construcción de identidad histórica es una de las muchas formas para revertir la tendencia negativa de la falta de arraigo e identificación con la tierra; por lo que este enfoque se vuelve un factor necesario para construir respuestas y alternativas para cambiar la realidad social con base en la experiencia histórica. Es en este sentido que las sociedades actuales requieren elementos de identificación con su pasado; ligas para buscar respuestas reales inspiradas en soluciones históricas a problemas semejantes. Problemas básicos como la erosión, la baja productividad, la deforestación, el control de plagas, la carencia de tecnología sustentable, el manejo de deshechos solidos, la transportación, comercialización venta de productos del campo, siempre han sido problemáticas aún no resueltas. Elementos sociales de identidad como la ritualidad en las fiestas patronales, el respeto a los calendarios agrícolas, la reproducción del sistema agrícola mexicano tradicional, la utilización de tecnologías milenarias tales como el policultivo y rotación de siembras, el regreso al sistema de la milpa, son solo algunos ejemplos reales de cómo estos elementos han transformado para bien la problemática social. Conceptos actuales como autogestión, autorregulación, marcas colectivas, patrimonio material e inmaterial, comercio justo, sustentabilidad, consumo ético y responsable, tienen en esencia fundamentos basados en la identidad cultural, los cuales a su vez, se han construido siempre con base en conocimiento emanado del estudio del pasado. Es aquí que se justifica la necesidad de contribuir con trabajos de investigación sobre el conocimiento histórico de una región en particular, al antiguo Colima . Apostar en traer desde el estudio del pasado, nuevo conocimiento que ayude a trasformar la realidad actual, desde temas tan particulares como el papel social de una simple planta, pareciera un planteamiento sumamente idealista, aventurado e irreal. Pero quién sabe, vale la pena disfrutar una fiesta de mezcal y comida milenaria, para volver a conectarnos con la esencia más prístina del hombre en América. A final de cuentas somos lo que comemos, bebemos y sentimos
NOTAS
- Descripción de actividades: a)Ejecutar La Feria del mezcal y su cultura 2017, desde su 1ª edición en el 2013, se conforma como un espacio académico festivo y de diálogo entre los productores de mezcal, de servicios, académicos y artistas dirigido a la comunidad en general. El evento es realizado por la sociedad civil de Colima, apoyado por autoridades e instituciones académicas tales como el Instituto Nacional de Antropología e Historia, La Universidad de Colima, Gobierno del estado a través de la Secretaria de Cultura y el Municipio de Colima y Villa de Álvarez. Se trata de un proyecto incluyente, heterogéneo e integrador; especialmente enfocado en la cultura milenaria del uso de la planta del mezcal y su cultura. Este proyecto anual, se lleva a cabo en diferentes sedes de la ciudad de Colima. Para este año, se ha propuesto utilizar las instalaciones del Hotel Misión, Colima. Teniendo como formato general dos días de actividades, el primero de índole meramente académico se presenta en el Museo Regional de Historia de Colima, y el segundo, enfocado a la divulgación, disfrute, apreciación y valoración de la planta del mezcal en su cultura, se llevará a cabo en las instalaciones del Hotel Misión, Colima. b) Elaborar documentos de divulgación del conocimiento el relación a la planta del mezcal y su cultura con base en resultados de investigación. c) Establecer nexos de colaboración objetivos con la Universidad de Estado de México, específicamente con la Dra. Vladimira Palma Linares, en relación al trabajo de etnoarqueología con los productores de mezcal. d) asesoramiento técnico y legal continuo a los productores de Tuxca y Raicilla del Occidente de México.
Nivel de impacto en investigación: a) Integrar un equipo de trabajo multidisciplinario de asesores y participantes directos e indirectos. b) Generar propuestas metodológicas con base en procesos fenomenológicos de nueva evidencia cultural y natural. c) formar y asesorar cuadros de investigación relativos a la planta del mezcal y su cultura. d) Intercambio académico entre investigadores especialistas en el tema
Folio SIP
19597
Fecha de inicio
2017-02-01
Fecha de término
2017-12-31
Categoría
Unidad Administrativa
Área normativa