La estructura de esta obra se compone de tres capítulos, los cuales abordan temáticas particulares desde un orden cronológico. En el primero se analizan las experiencias museísticas que se desarrollaron en la Nueva España durante las últimas décadas del siglo XVIII y en el México independiente hasta el momento de la fundación del Museo de Tacubaya en 1887. Se profundiza en la cultura coleccionista que se practicó durante el siglo XIX, así como sus motivaciones económico-políticas y su influencia en la conformación de las colecciones de la Comisión Geográfico Exploradora (CGE).

En el segundo capítulo se rescata la labor realizada por la CGE de emprender el estudio y la recolección de ejemplares naturales como una actividad vinculada con la exploración del territorio mexicano y la elaboración de mapas en concordancia con los esfuerzos del gobierno Porfiriano por centralizar la administración pública, ejercer control político sobre todas las regiones del país y verificar la explotación eficiente de los recursos naturales. Se destaca la fundación del Museo de Tacubaya como la consolidación de dicho proyecto enfocado en la aprehensión de las riquezas del territorio mexicano desde una perspectiva utilitaria, así como el papel que desempeñó ante el mundo como escaparate para la atracción de capitales e inmigrantes.

El tercer capítulo pone énfasis en el estudio de las transformaciones culturales que se observaron en la práctica de la exploración científica ante el replanteamiento de la estrategia de desarrollo económico del gobierno mexicano en 1907. Se abordan las problemáticas sociales y políticas originadas tras el colapso financiero de ese año, que explican la especialización de los estudios biológicos, climatológicos y geográficos en México, dentro del Museo de Tacubaya. Se plantea un acercamiento a los fundamentos que originaron la desaparición del Museo como consecuencia de la desarticulación de las estructuras políticas, económicas y sociales porfirianas en 1914.