Mención honorífica compartida
2023
Director de trabajo: Amín Andrés Miceli Ruiz
En el encuentro del corazón. La experiencia de las mujeres Wixaritari en el gobierno tradicional Wixarika de San Sebastián Teponahuaxtlán, Wautía
El pueblo wixarika de San Sebastián Teponahuaxtlán, Waut+a tiene su propia forma de organización comunitaria (o sistema de cargos como lo denominan algunos antropólogos, Korsbaek 2005, Navarrete 2008 y Gómez 2016), misma que se puede identificar de la siguiente manera: en la base se encuentran los jicareros o xukuri’+kate, las mayordordomias, el gobierno tradicional y el órgano de representación agraria. El gobierno tradicional wixarika es el que nos ocupa en este caso, si bien las mujeres wixaritari siempre han sido parte de esta forma de organización siendo las esposas, hijas y madres de las autoridades, desde el 2002 están ocupando cargos de titularidad.
Las mujeres que llegan al gobierno tradicional wixarika como titulares, lo hacen por medio del sueño, los kawiterutsixi (hombres) que son personas sabias y conocedores del idioma de las deidades, entran en dialogo con ellos a través del sueño, es en ese trance donde las deidades les señalan quien va a ser la próxima autoridad, de esta manera es como las mujeres irrumpen a este espacio dominado por hombres. Regularmente las que obtienen la titularidad de los cargos son mujeres solteras, viudas o madres solteras, esto bajo el argumento de que, las que no tienen un compañero hombre les es más fácil asumir el cargo, pues una mujer casada corre el riesgo de ser violentada por su pareja a causa del cargo.
Son pocas las mujeres que han ocupado un cargo en el gobierno tradicional wixarika, y para las que han llegado a ese espacio ha sido todo un desafío, como titulares asumen una doble responsabilidad como mujeres y como autoridades. En el año que dura su cargo tratan combinar sus responsabilidades del hogar, cuidado de las hijas e hijos y las actividades del campo con las funciones de una autoridad. Ser autoridad es de tiempo completo por lo que en ocasiones dejan de lado sus demás responsabilidades para avocarse solo a las del cargo, pues así se lo exige la misma localidad. Como si esto no fuera suficiente también se enfrentan a la violencia física, psicológica y económica, esta última, debido a que durante su cargo no pueden salir fuera de la comunidad a trabajar o vender su arte wixarika.
A pesar de que las mujeres enfrentan muchos retos al asumir un cargo, lo cierto es que su ingreso al gobierno tradicional wixarika también les ha traído experiencias positivas y significativas. Les ha permitido reconocer sus propias capacidades, si bien al principio tenían miedo de aceptar el cargo, en el transcurso de las misma, pudieron ver que eran capaces de asumir esa responsabilidad y guiar a sus comuneras y comuneros, aunado al hecho de que conocen las problemáticas de su comunidad e intervienen en la resolución de conflictos que se suscitan al interior de sus localidades, por lo que no solo obtienen aprendizajes de manera personal, sino también colectiva, llevándolas al encuentro de sus corazones “Ne iyari nemukaxei” que conlleva el encuentro con ellas mimas y con su propia comunidad, en ese sentido una vez que las mujeres participan como autoridades, resignifican el espacio del gobierno tradicional wixarika.
Las mujeres que llegan al gobierno tradicional wixarika como titulares, lo hacen por medio del sueño, los kawiterutsixi (hombres) que son personas sabias y conocedores del idioma de las deidades, entran en dialogo con ellos a través del sueño, es en ese trance donde las deidades les señalan quien va a ser la próxima autoridad, de esta manera es como las mujeres irrumpen a este espacio dominado por hombres. Regularmente las que obtienen la titularidad de los cargos son mujeres solteras, viudas o madres solteras, esto bajo el argumento de que, las que no tienen un compañero hombre les es más fácil asumir el cargo, pues una mujer casada corre el riesgo de ser violentada por su pareja a causa del cargo.
Son pocas las mujeres que han ocupado un cargo en el gobierno tradicional wixarika, y para las que han llegado a ese espacio ha sido todo un desafío, como titulares asumen una doble responsabilidad como mujeres y como autoridades. En el año que dura su cargo tratan combinar sus responsabilidades del hogar, cuidado de las hijas e hijos y las actividades del campo con las funciones de una autoridad. Ser autoridad es de tiempo completo por lo que en ocasiones dejan de lado sus demás responsabilidades para avocarse solo a las del cargo, pues así se lo exige la misma localidad. Como si esto no fuera suficiente también se enfrentan a la violencia física, psicológica y económica, esta última, debido a que durante su cargo no pueden salir fuera de la comunidad a trabajar o vender su arte wixarika.
A pesar de que las mujeres enfrentan muchos retos al asumir un cargo, lo cierto es que su ingreso al gobierno tradicional wixarika también les ha traído experiencias positivas y significativas. Les ha permitido reconocer sus propias capacidades, si bien al principio tenían miedo de aceptar el cargo, en el transcurso de las misma, pudieron ver que eran capaces de asumir esa responsabilidad y guiar a sus comuneras y comuneros, aunado al hecho de que conocen las problemáticas de su comunidad e intervienen en la resolución de conflictos que se suscitan al interior de sus localidades, por lo que no solo obtienen aprendizajes de manera personal, sino también colectiva, llevándolas al encuentro de sus corazones “Ne iyari nemukaxei” que conlleva el encuentro con ellas mimas y con su propia comunidad, en ese sentido una vez que las mujeres participan como autoridades, resignifican el espacio del gobierno tradicional wixarika.