A partir de los años noventa del pasado siglo, el concepto de familia está siendo discutido de manera amplia, donde hay tres niveles: de un lado la Iglesia católica busca imponer su modelo de familia tradicional e influir en las políticas públicas, en especial en el ámbito educativo y de salud reproductiva; de otro lado, la sociedad está creando nuevas maneras de concebir y definir a la familia; y en medio de estos importantes movimientos están las autoridades civiles tratando de dictar políticas públicas que satisfagan a todos. Cada uno de estos niveles y las personas y grupos que los impulsan tienen una gran actividad. Todo este rejuego tiene un proceso a través del tiempo, el cual requiere de ser estudiado, pues va siendo notorio que la Iglesia católica va perdiendo influencia, y por ende, parece ser que se encamina a una pérdida de control de la formación de la pareja y de la familia, en una sociedad mexicana cada vez más secularizada.