Proyecto de investigación

Costumbres funerarias en los antiguos californios, Baja California Sur México [2019]

OBJETIVO GENERAL

Explicar las razones por las que una sociedad como los antiguos californios, acostumbraban enterrar a sus individuos dos veces, así como los motivantes superestructurales que los obligaban a manipular cadáveres en putrefacción, mecanismo que no ha sido registrado en otro lugar del mundo. OBJETIVOS PARTICULARES. 1. Mostrar que conceptos cómo alma, esencia o espíritu eran ajenos a los antiguos californios, pues fueron introducidos por los misioneros al no tener categorías conceptuales para definir el pensamiento indígena. 2. Mostrar como en el pensamiento de los antiguos californios la muerte no existía, sino más bien se trataba de la reintegración del ser al universo. 3. Demostrar la necesidad de que el antropólogo físico sepa interpretar el contexto arqueológico dentro de una excavación, para con ello tener todos los elementos de interpretación a su disposición para la resolución de su problemática a investigar.

ANTECEDENTES

Muchas veces nadie ve lo que no está preparado a ver, William Massey en su tesis doctoral reportó al menos 15 entierros en sitios abiertos (playas) y en ninguno de ellos reporto alguna característica que le llamara la atención; Van Wormer en una playa de la Región del Cabo explora un entierro humano prehispánico, cuyas fotos son analizadas por R.D. Tuohy (1995, 79-91), ambos ante lo extraño que les parece el hallazgo solo lo califican como "inusual", pues el esqueleto presentaba partes articuladas y otras daba la impresión de ser secundario ya que secciones completas del cuerpo no tenían relación anatómica y parecían estar movidos; Roberto Jiménez Ovando y Zaid Lagunas Rodríguez (1989, 501-530) en 1982 realizaron excavaciones en El Conchalito de la ciudad de La Paz en 1982, excavaron 4 entierros humanos, tres de ellos individuales y uno múltiple, con respecto a los primeros, dos de ellos fueron reportados como secundarios y el tercero aparentemente como en decúbito lateral derecho flexionado sin embargo presentaba varias anomalías estructurales, por ello, un análisis detallado de las fotografías de campo de estos investigadores, dejaron en claro que se trataba de entierros seccionados La primera corresponde a la posición flexionada, hasta el presente no se ha encontrado un patrón en cuanto al lado en que eran depositados (lateral derecho, izquierdo, dorsal o ventral), ni tampoco la preferencia hacía algún tipo de orientación, ya sea cardinal o en relación con elementos geográficos en particular; lo que si era de llamar la atención es que la mayoría presentaba una disposición cuasi fetal, pues el cuerpo estaba muy apretado hacia el centro formando un "ovillo"; esto era importante porque la única forma de que un cuerpo humano adquiera esa posición tan estrecha es el que hubiera sido amortajado, seguramente con pieles de animal o corteza de palma, y amarrado fuertemente con cordeles de fibra de agave. Una mención importante que hacen las fuentes históricas era que los indios no esperaban a que el sujeto muriera, bastaba que diera signos de agonía para iniciar su funeral, colocándolo como un ovillo, por ello los misioneros no dudaban que en ocasiones enterraran aún vivos a los sujetos (Baegert 1942, p. 106). Las evidencias arqueológicas muestran que esto bien pudo ser posible, aunque se conoce que no podían enterrarlos vivos, pues antes de ello los sujetos morían por asfixia por la forma en que eran amortajados. La segunda forma de entierro era en L, esto es, cuando los esqueletos estaban con el tronco recto y las piernas flexionadas semejando esa letra. La posición del tronco no mostró un patrón determinado, pues podía estar de decúbito dorsal, ventral, lateral derecho o izquierdo. En varios de estos entierros se observó una particularidad especial: presentaban un giro de la cadera incompatible con una rotación normal, esto es, mientras el tórax presentaba una posición (vgr. decúbito dorsal), la parte inferior del cuerpo tenía otra (vgr. decúbito lateral), lo que implicaba un giro de 90o uno con respecto al otro; en estos casos siempre se observó un dislocamiento de los huesos de la cintura o la cadera, consecuencia del giro violento de la mitad inferior del cuerpo con respecto a la superior, o bien desorganización de la columna a nivel de la cintura, esto como resultado de la torsión; ya que sólo existen dos maneras de hacer que un cuerpo presente la mitad superior en una posición y la inferior en otra, con una rotación violenta de 90o a nivel de la unas cuantas vértebras de la región lumbar: la primera es que haya sido cortada esta parte con instrumentos de piedra y posteriormente girada la mitad inferior; y la segunda consiste en hacerlo de manera pasiva, es decir, esperar que el natural proceso de putrefacción permita girar la mitad del cuerpo sin que se afecte más allá de la región de la cintura, lo importante era que ninguno mostraba huellas de corte. La tercer forma de entierros corresponde a los seccionados, en los que se han detectado cinco variantes: la primera corresponde a los que sólo presentaban un giro anormal de la cadera, por lo que la posición superior quedaba orientada hacia un lado y la inferior hacía otro con una rotación de 90o, la segunda correspondía a una separación de la mitad superior del cuerpo con la inferior, esta apenas podía ser perceptible o bien evidente con la introducción de objetos entre las secciones; la tercera involucraba el traslado de la mitad inferior separada a otra región del cuerpo; la cuarta variante se daba con la separación de varias secciones del cuerpo y posterior reacomodo, finalmente la quinta consistía en la existencia de partes seccionadas aparentemente aislados, pero con una gran cantidad de fragmentos de hueso, los cuales pertenecían a huesos del mismo individuo, pero que habían sido rotos intencionalmente y revueltos con la arena que cubría la tumba. La cuarta forma corresponde a los secundarios, exclusiva casi de los entierros en cuevas y/o abrigos rocosos, la mayoría de ellos eran pintados de rojo, -se sabe que el pigmento era óxido de hierro, también llamado ocre-, para después acomodarlos dentro de un saco fabricado con piel de animal, corteza u hoja de palma. La existencia de este tipo de entierros en sitios abiertos no resulta sencilla de evaluar, pues un análisis detallado de los esqueletos ponía de manifiesto que aún existían elementos anatómicos articulados, parecía que era el resultado de procesos de seccionamiento fallidos, en donde, el tiempo adecuado para dividir y remover secciones corporales completas había pasado, la putrefacción se encontraba muy avanzado y el tejido blando ya no tenía la suficiente consistencia para permitirlo, o bien, que el procedimiento hubiera sido hecho por personas inexpertas, que al insistir en el seccionamiento hayan terminado por revolver la mayor parte de la estructura anatómica. La quinta forma de inhumación corresponde a los entierros seccionados, pero ahora con el uso de instrumentos, de este tipo sólo se encontraron dos ejemplos, por lo que no se puede hablar como una costumbre establecida en los indígenas californios, es más, en la misma tumba se encontraron dos hachas de piedra asociadas, en laboratorio se comprobó que fueron las herramientas utilizadas para dividir los cuerpos. Estos ejemplos estratigráficamente corresponden a la época del contacto, fueron encontrados en el sitio arqueológico El Conchalito, lo desordenado de los huesos, lo incompleto de los esqueletos y las burdas marcas de corte sobre los huesos, hacen pensar en dos posibilidades, la primera que se trató de un seccionamiento fallido, en donde el proceso de putrefacción no estaba tan avanzado, por lo que, todavía no podía realizarse pasivamente la separación, en consecuencia fue necesario utilizar instrumentos de piedra para terminarlo; o bien, con la intención de cumplir con la tradición funeraria del seccionamiento, los indios lo tuvieron que hacer rápido y clandestinamente, en un tiempo en que los misioneros tenían expresamente prohibido que los nativos inhumaran a sus muertos según sus costumbres, pues esto debía hacerse de acuerdo a las normas cristianas por ellos establecidos. Esta posibilidad no puede descartarse pues excavaciones realizadas en el sitio arqueológico Chametla (Rosales-López, 2003), a escasos 10 km al Noroeste de la misión de La Paz, fueron encontrados al menos 15 entierros clandestinos, es por ello que los misioneros siempre se quejaran, de que sus neófitos cuando se sentían morir, huían de la misión para ser enterrados según sus costumbres (Baegert, 1942, p. 106). La sexta forma de inhumación fue la múltiple, la mayoría corresponden a los entierros compuestos por un infante y un sujeto adulto o subadulto de sexo femenino, aunque en los menos era de sexo masculino. Un caso especial se encontró en el sitio de Ensenada de los muertos, en donde se habían inhumado 7 sujetos en una misma tumba, en principio se pensó que habían sido resultado de una masacre con alta probabilidad de haber sucedido en tiempos del contacto, sin embargo el análisis detallado del entierro y su contexto dejo claro que no se trataba de algún tipo de acto violento, sino que la disposición de los cuerpos había sido cuidadosamente planeada en forma circular, para impedir que el cuerpo que se encontraba en el ápice tocara el fondo de la tumba, todo ello en plena época prehispánica y en el marco de una probable ceremonia propiciatoria. La séptima forma era la extendida, posición difícil de explicar, pues rompe totalmente con el patrón descrito para los dos tipos de entierros ya explicados: los seccionados en proceso de putrefacción o los perteneciente a la costumbre funeraria de Las Palmas, pues bien podría un tercer patrón de las costumbres funerarias, lo cual tampoco debería de extrañar; sin embargo es de notar que todos estos casos se encuentran en el horizonte estratigráfico misional, cuando las normas inhumatorias cristianas ya se habían impuestas como obligatorias, por lo que podrían ser resultado de tres posibilidades: que los individuos hayan muerto lejos de la misión y no fuera viable transportarlo, que se tratara de un individuo que por alguna razón no pudiera ser enterrado en tierra "consagrada" por haber sido sorprendido en apostasía o herejía y por ello fue expulsado de la misión, o por deseo exprofeso del individuo de quedar sepultado fuera de la misión, pero en tierra de sus antepasados. Finalmente es conveniente mencionar que la cremación como sistema funerario en B.C.S., se ha reportado en excavaciones realizadas en el en el área del Gran Mural, al Norte del Estado, aunque solo ha sido corroborada su existencia en dos campamentos temporales, lo extraño es que no se reportan las características que es de esperar en sitios en donde se llevó a cabo esta actividad, por lo que hasta ahora parece que se trata de una actividad marginal y muy tardía temporalmente, sin embargo habría que explicar porque no han sido encontrados esqueletos que indiquen otra forma de tratamiento del cadáver (Highland y Gutiérrez, 2003, 9 345).

DESCRIPCIÓN

1. País, localidad, instituciones: La investigación se basara en los datos generados en los últimos 20 años, en el Estado de Baja California Sur, México, dentro de las diferentes actividades operativas del Centro INAH Baja California Sur: salvamentos arqueológicos, rescates arqueológicos, atención a denuncias, peritajes y colaboración en proyectos de investigación. 2. Unidades de análisis: a) se basaran en los informes de campo de las actividades señaladas en uno, en donde se consignan diversos datos como: ubicación geográfica de los entierros, contexto arqueológico que los rodea, descripción detallada del hallazgo y su contexto inmediato, análisis de los procesos tafonómicos que pudieron alterar el entierro, estratigrafía y ubicación relativa de su antigüedad, descripción del ambiente macro en donde se halla el hallazgo, análisis del material arqueológico asociado al entierro, así como el que se encuentra en las inmediaciones de la tumba, estado de conservación, características antropofísicas generales (edad, sexo, particularidades especiales del entierro: patologías, pseudopatologías, modificaciones físicas culturales, etc.), dibujo, fotografías, descripción del proceso de levantamiento y transporte. b) revisión crítica de las fuentes históricas, tomando en consideración que el único conocimiento histórico de estas poblaciones prehispánicas, esta filtrado por el ojo occidental, ya sea de cronistas que llegaron de España o Nueva España; de los corsarios ingleses de exploradores mandados exprofeso por La Nueva España; religiosos llegados a evangelizar a esos indios gentiles; y aventureros pescadores de perlas que llegaron con la intención de hacerse ricos. c) revisión crítica de la literatura etnográfica e interpretación etnológica de diversos antropólogos que han estudiado a poblaciones cazadoras-recolectoras y en especial a quienes pusieron atención a sociedades que hayan vivido en condiciones de desierto similares a los antiguos californios. d) evaluar los diversos procesos de adaptación biológica que tuvieron que padecer estos pueblos desde su llegada a la península: periodo paleoindio, periodo protodesierto y periodo desierto. Siempre focalizando el mayor análisis en el periodo desierto. Para ello habrá que considerar la plasticidad fenotípica, los procesos microadaptativos a los que se vieron sometidos y a su historia de vida. e) evaluar las estrategias de subsistencia y culturales que desarrollaron los antiguos californios en los tres periodos anteriormente señalados, poniendo énfasis en la etapa desierto, para ello será importante revisar en forma crítica todo lo que ha descrito la arqueología de cómo vivieron estos aborígenes principalmente si se considera que su forma de vida no vario sustancialmente en los últimos 7 mil años. f) Evaluar cómo los últimos hallazgos sobre respuestas fisiológicas estudiadas a condiciones extremas (en este caso de desierto), pueden ser aplicadas a esta población prehispánica. g) análisis antropófisico general en laboratorio de los restos óseos humanos que han sido producto de las investigaciones arqueológicas y que por lo mismo se cuenta con toda la información de contexto, para determinar si algunas de las características culturales presentes en el entierro forman patrones culturales de acuerdo al sexo, edad, tipo de entierro, objetos asociados, temporalidad, etc. 3. Instrumentos a aplicar: se utilizaran los métodos comparativos intrapoblacionales para lo referente al sistema funerario, al contexto arqueológico, como a las estrategias de subsistencia y culturales de las poblaciones dentro de la llamada Antigua California (Estado de Baja California Sur). Se utilizaran los métodos historiográficos para comparar las fuentes históricas, sin descartar los ya hechos por historiadores como: Miguel León Portilla, Michael Mates, Julio Cesar Montané, Ignacio del Río y otros. Se utilizara el método comparativo interpoblacional para relacionar las formas de vida de los antiguos californios con poblaciones de otro lado del mundo que vivieron en condiciones similares, incluyendo en ellas a las vecinas poblaciones de Sinaloa y Sonora. Evaluación con criterios científicos de los procesos microevolutivos y ontogenéticos que determinaron la variabilidad biológica de esta población. 4. Matriz de datos básicos: siendo el centro de explicación el sistema funerario y las costumbres culturales que le dieron lugar, el análisis ira de lo micro (el entierro mismo y su contexto inmediato), y poco a poco ira extendiéndose a las siguientes áreas, le seguirá el contexto arqueológico general local, después el regional y las relaciones que tiene con las otras regiones de la península; sin embargo esta espiral debe ser pensada dinámicamente, en donde no solo existe una relación sincrónica, sino también diacrónica, en donde las explicaciones deben de ir en los dos sentidos, entonces se estaría analizando como un proceso. Lo importante de esta matriz es que en todo momento el conocimiento de las otras áreas debe de irse constantemente intercalando, esto es, algunas menciones históricas que puedan explicar ciertos comportamientos, observaciones etnográficas que apoyen lo encontrado en el contexto arqueológico, el mismo cuerpo biológico del indio inmerso en un medio ambiente, que debe de responder eficazmente dentro de su plasticidad fenotípica, ello tomando en cuenta las modificaciones provocadas por la cultura y que lógicamente afectan al sistema funerario, pero no necesariamente a su base conceptual. 5. Duración del período de obtención de información primaria: como se está hablando de una obtención de datos a lo largo de muchos años, lo correcto en esta etapa será definir el tiempo en el que se ordenan los datos para empezar a teorizar sobre ellos, lo cual probablemente abarque los primeros 2 meses. 6. Tipo de codificación y análisis, y tiempo estipulado para ello: Deberá de ser un tipo de codificación selectiva, en donde la categoría central será el sistema funerario, de aquí conforme se avance en la matriz se irán incorporando otras categorías como las históricas, arqueológicas, etnográficas, filogenéticas y ontogenéticas conforme los datos lo vayan pidiendo, de tal forma que permitir formar una teoría que pudiera comprobar o no la hipótesis. El tiempo de duración se podría estimar en un año a partir de la presentación del proyecto.

IMPACTO

Una de las funciones que tiene el Instituto Nacional de Antropología e Historia plasmado en el artículo 2, fracción II, del Reglamento en la Ley Orgánica del INAH establece la de efectuar investigaciones en el ámbito de la arqueología; competencia que legalmente le concedió la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artísticas e Históricas, en su artículo segundo. Por lo anterior el presente proyecto se inscribe en esta necesidad institucional pues intenta resolver una interrogante específica de una sociedad que habitó el territorio nacional (Estado de Baja California Sur) en tiempos prehispánicos. Fue a partir de la década de los noventas del siglo pasado cuando el INAH prestó una mayor atención al Estado de Baja California Sur en el ámbito de su competencia (antes las funciones del INAH las cubría el Centro Regional del Noroeste, cuya sede estaba en Hermosillo, Sonora), pues fue cuando personal de investigación se incorporó al recién creado Centro Regional del Estado de Baja California Sur. Con ello se empezaron a realizar investigaciones sistemáticas en el ámbito de la arqueología, una de las cuales -nacida por interés de la Sección de Antropología Física-, se aboco al fenómeno de las costumbres funerarias de las poblaciones prehispánicas de éste territorio. Esto ha hecho que a lo largo de los años se haya recopilado una gran cantidad de información, que no solo da cuenta de las formas inhumatorias, sino también de su cronología y evolución a través del tiempo, hasta su ruptura con la llegada del pensamiento occidental. Arqueológicamente ya se tenía información del sistema funerario de estas poblaciones desde finales del siglo XIX, parte de ella ya había sido sistematizada por William C. Massy a mediados del siglo pasado, pero solo abarcaba una temporalidad que iba del 1200 d.C. hasta la época misional jesuita (1697-1768 d.C.), por lo que hacía atrás había un vacío temporal inmenso, fue nuestra llegada la que empezó a cubrir ese hueco, además de mostrar que había otro sistema de enterramiento y que ambos parecían compartir unas mismas bases conceptuales. Sin embargo, encontrarlas requería de inicio la acumulación de evidencias suficientes que le dieran sustento; por lo que el nacimiento del presente proyecto responde a esta etapa de la investigación: la explicativa. Para con ello no solo aportar un elemento más a la discusión académica, sino que pueda servir para que estas nuevas evidencias sean bajadas a nivel de divulgación y sean conocidas por la población en general, con lo que se cumpliría con la otra obligación del INAH: la difusión.

NOTAS

  1. Descripción de actividades: 1. Actualización académica a través de una revisión bibliográfica. 2. Serán revisada toda la colección de El Conchalito y Ensenada de Muertos 3. Publicar un artículo científico. 4. Se pretenden presentar 2 ponencias científicas.
Folio SIP
15954
Fecha de inicio
2016-01-01
Fecha de término
2019-12-31
Unidad Administrativa

TITULAR DEL PROYECTO

PARTICIPANTES

Director de proyecto (pdr): Alfonso Rosales López