Costumbres funerarias en el estado de Guerrero [2022]
OBJETIVO GENERAL
Identificar los diferentes agentes involucrados en las transformaciones diagenéticas (bióticos y abióticos) que tuvieron lugar en los entierros de las 23 series óseas resguardadas en el Centro INAH Guerrero.
ANTECEDENTES
Folio anterior 11533. La exposición que sigue esboza brevemente algunos antecedentes en el estudio de restos humanos reportados para el estado de Guerrero. Las primeras incursiones fueron realizadas por antropólogos físicos fue en los años cuarenta por Javier Romero y Johanna Faulhaber quienes llevaron a cabo una investigación en la parte norte de Guerrero el objetivo fue estudiar a la población por medio de sus características somáticas. Posteriormente Javier Romero (1958) reportó una serie de dientes mutilados procedentes de varios sitios de Guerrero. Tuvieron que pasar casi veinte años, cuando en 1976 Zaid Lagunas presentó información sobre diez entierros procedentes de la zona arqueológica de Cacahuamilpa, Gro. Otro estudio es el de Pijoan publicado en la Revista Mexicana de estudios antropológicos en el año de 1979 en la serie ósea La Villita se rescataron 119 entierros del Clásico Terminal. La mayoría de ellos presentaron huellas de haber sido expuestos a la acción del fuego, así como por el mal estado de conservación debido tanto a las condiciones del terreno como por la costumbre funeraria. A principios de los ochenta Bautista, Ceja y Talavera (1984) realizan un estudio antropofísico los entierros procedentes de distintos sitios del proyecto El Caracol pertenecientes al Posclásico, sin embargo, de nuevo, el mal estado de conservación impidió realizar un estudio a profundidad. Por otra parte, en 1988, Rosa Reyna realizó el estudio antropofísico de los restos procedentes de las excavaciones en la colonia COVISUR, Chilpancingo. Para inicios de los años noventa Manzanilla, Talavera y Rodríguez (1991) realizan el rescate de unos entierros en Puerto Marqués. Y posteriormente en ese mismo año durante la construcción de la Autopista del Sol inician los trabajos de rescate en el sitio llamado Cuetlajuchitlán. En el 2008 Couoh y Hernández, reportan en su libro una cista funeraria del formativo medio en Tixtla, Guerrero, donde analizan los restos óseos del Salvamento Arqueológico efectuado en 2001 por el arqueólogo Antonio Porcayo en el tramo de la Línea de Transmisión Eléctrica por el paraje de Tezahuapa en el municipio de Tixtla Guerreo. Uno de los objetivos del trabajo fue fechar los restos óseos por medio de técnicas nucleares como la retrodispersión elástica de iones (RBS) y la emisión de rayos X inducida por partículas (PIXE). Por otro lado, en distintas excavaciones arqueológicas realizadas en el estado de Guerrero se han reportado la presencia de restos óseos humanos. Por ejemplo, en el municipio de Chilpancingo se reportan contextos funerarios olmecas en los sitios Colonia Temixco II, El Tomatal, COOVISUR, Tixtla, la colonia Nicolás Bravo (INDECO). Tengo que señalar que al respecto existen dos trabajos que hacen un recorrido histórico al respecto, estos son el de Pompa, Talavera y Jiménez 2004 titulado el Patrimonio óseo humano en el Estado de guerrero, el segundo es el de Talavera y Flores (2007) La osteología antropológica en Guerrero. De manera general, lo que podemos notar en los pocos estudios osteológicos realizados en el estado de Guerrero, es una constante: el mal estado de conservación de los restos óseos que en gran medida han limitado las posibles interpretaciones.
DESCRIPCIÓN
Fue el paleontólogo ruso I. A. Efremov (1940) quien acuño el término de las palabras griegas taphos (entierro) y nomos (leyes). Los primeros enfoques fue proporcionar información sobre la superficie de los huesos (exfoliación, marcas de roedor, exposición al calor, marca de raíces, decoloración por exposición al sol, etcétera), huesos fragmentados y con fracturas, huesos faltantes y elementos óseos dispersos. Con el tiempo, el tafonomía se enfocó en lo que sucede con los restos esqueléticos en el proceso de ser enterrados y en última instancia su fosilización. Esto incluye el estudio de los patrones y tasas de descomposición de los tejidos blandos, abarcado los factores que desempeñan la actividad por los insectos, las bacterias, etc., los efectos de los animales sobre los restos en términos de dispersión, daño y eliminación de elementos óseos, los efectos de las plantas sobre los huesos e incluso los efectos de las condiciones del suelo. De tal manera que, se concibe en dos tipos de transformaciones, la primera incluye las transformaciones de los restos orgánicos entre la muerte de un organismo y su entierro final, pueden ser naturales y culturales; biostratinómicas, y la segunda etapa que ocurre desde el entierro final hasta la recuperación, o diagenéticas, esto es las transformaciones del material orgánico en el subsuelo. La distinción se hizo con el fin de diferenciar y mantener separados aquellos procesos en gran parte pre-enterrados y en su mayoría biológicos (bioestratinómicos) que influyeron en los restos y aquellos en su mayoría procesos geológicos y químicos (diagenéticos) post-deposicionales o post-enterramiento que influyeron en los restos óseos. Por consiguiente, las transformaciones bioestratinómicas pueden, a su vez, ser subdividas en naturales (las que se producen por acción de eventos ajenos a cualquier tipo de intencionalidad humana) y culturales (Pijoan y Lizárraga, 2004: 14). Por otro lado, Lyman (2010) comenta que en la arqueología sea utilizado de forma errónea el concepto de tafonomía y ejemplifica con varios autores entre los que se encuentra White (1979) que entiende a la tafonomía como los procesos que tiene lugar desde que un artefacto se deposita y hasta que se recupera, centrándose solamente en las condiciones ambientales especificas en las que se desarrolló la deposición. Ya que la tafonomía no solo se refiere a procesos naturales o no culturales. Es decir, es un uso impreciso del concepto que implica la transición de la biosfera a la litosfera. La confusión surge de inmediato porque este enfoque del proceso natural impide la alteración de los artefactos por actividades humanas, como la excavación de fosas de caché y al hacerlo romper o mover artefactos. La tafonomía se concibió y definió originalmente con respecto a los restos orgánicos no incluye tal confusión, lo que no quiere decir que algunos paleobiólogos no se equivoquen al clasificar, por ejemplo, las marcas de carnicería como atributos no tafonómicos de los huesos. Todo parece indicar que la caracterización de Whitlam no distingue explícitamente las etapas bioestratinómica y diagenética. En resumen, la tafonomía se refiere a la transición de los organismos vivos a un modo geológico de ocurrencia; la arqueología se refiere al uso de material no vivo como piedra y arcilla, así como a tejidos vivos originales como palos, huesos y piel como material de herramientas y la modificación humana y la transición de ese material a un modo geológico de ocurrencia, así como su modificación después de que inicialmente tiene un modo geológico de ocurrencia. Por lo tanto, la tafonomía no es más que una pequeña parte de los procesos de formación que crean el registro arqueológico: los procesos de formación que involucran tejidos animales y vegetales. Este es uno de los que considero tres distinciones críticas entre la tafonomía y la formación del registro arqueológico.
NOTAS
- Descripción de actividades: Se continuará con la limpieza y restauración de materiales óseos humanos y no humanos Se continuará con el cambio de cajas de cartón y acomodo de los restos óseos en anaqueles que están resguardados en la zona arqueológica de Tehuacalco Se presentará una ponencia nacional Se elaborarán dos artículos científicos
- Vinculación del proyecto: Es necesario contar con un espacio definitivo donde se resguarden los restos óseos humanos y no humanos. De esta manera estarán mejor resguardados y protegidos.
Folio SIP
30674
Fecha de inicio
2020-01-06
Fecha de término
2022-12-30
Unidad Administrativa
Área normativa
TITULAR DEL PROYECTO
PARTICIPANTES
Director de campo (fld): Jorge Cervantes Martínez, Director de proyecto (pdr): Jorge Cervantes MartínezCOBERTURA
Ubicación geográfica