Debido a que el hueso presenta grandes cualidades de dureza, flexibilidad y potencial de transformación, ya que posee una fuerza o solidez similar a la del hierro, aunque es tres veces más ligero y diez veces más flexible que éste. Los pueblos Mesoamericanos lo utilizaron como materia prima para confeccionar adornos, útiles y artefactos de trabajo, los cuales conformaron lo que podemos llamar una Industria Ósea, en la que es posible agrupar a los objetos manufacturados con hueso ya sea de animal o humano y a todo aquel material óseo que fue modificado después de la muerte del organismo con un fin cultural, ya sea práctico o ceremonial (Talavera et al, 2001). En consecuencia, estudiar la Industria Ósea implica saber cómo fue obtenida la materia prima, los procesos a qué fue sometido el cuerpo después de muerto (Procesos Pos-sacrificiales) y por último, cómo fue que se transformó el hueso en un objeto. Se pensaba que los restos humanos se trabajaban exclusivamente con un fin religioso y que atestiguaban un proceso diferente al de los demás animales, pero la evidencia arqueológica ha demostrado que la fabricación de los objetos fue indistinto el uso de los huesos de todos los animales, incluido el hombre, conformando lo que ahora se denomina como una Industria Ósea. El presente proyecto en cierta forma fue pionero, al proponer una metodología de análisis en este sentido con los materiales arqueológicos del Proyecto Especial Cantona, en el estado de Puebla. De donde se publicó en el 2001, el libro científico: Modificaciones Culturales en los Restos Óseos de Cantona, Puebla. Un Análisis Bioarqueológico. Colección Científica No. 432, INAH. México. Así como diversas ponencias y artículos en este sentido (Confróntese el Informe Resumen Historia del Proyecto 2021).