El conocimiento histórico se nutre de los resultados de la búsqueda acuciosa de nueva información y de la revisión de fuentes antiguas, todo ello fundamentado en planteamientos teóricos, metodologías y técnicas firmes. Sin embargo, ese conocimiento en torno a los procesos humanos en su transcurrir histórico social carece de sentido si no es expuesto al escrutinio y discusión tanto de los pares disciplinarios como de la sociedad interesada. Una estrategia académica que ha demostrado gran efectividad y que permite el desarrollo de nuevos campos del conocimiento y temas del devenir histórico consiste en el intercambio directo entre especialistas acerca de sus investigaciones y hallazgos. En fechas recientes, varios investigadores del INAH que han enfocado sus esfuerzos en el conocimiento de los procesos históricos del área cultural que de forma genérica es denominada Occidente de México establecieron contacto e intercambio de opiniones y propuestas con especialistas de Sudamérica, en torno a diversos tópicos como la simultaneidad o probable difusión de elementos o rasgos culturales entre los grupos prehispánicos y aún para momentos posteriores en el actual territorio mexicano con los hoy entornos geográficos del llamado Cono Sur. Entre los componentes culturales y biológicos que fueron objeto de intercambio se encuentran los elementos tecnológicos, el uso de símbolos, formas arquitectónicas, sistemas de enterramientos, elementos rupestres, materias primas e incluso componentes biogenéticos y alteraciones patológicas, entre otros elementos e indicadores que permiten abundar acerca de los sistemas de organización social, cosmogonía y procesos de salud-enfermedad de los grupos humanos fundamentalmente prehispánicos.