Hacer un alto en el camino siempre es útil para valorar nuestra trayectoria profesional, para apreciar los avances y logros satisfactorios, pero también los escollos que sorteamos. Entre las investigaciones realizadas en las más de cuatro décadas de trabajar en el INAH, destaco que primero me dediqué a indagar sobre la arqueología del Occidente de México y del Preclásico del Altiplano Central; después, durante casi tres décadas, a investigar la arqueología de Guerrero. Con la impartición de cursos a nivel licenciatura y posgrado abordé temas sobre el patrimonio arqueológico y la relación arqueología-comunidad. Los resultados se han plasmado, hasta ahora, en cinco libros, en la coordinación de uno más, y en varias decenas de artículos, algunos en coautoría con otros antropólogos; sin embargo, por diversas razones, muchos de los trabajos producidos en ese lapso han quedado en el tintero. La situación de violencia que se vive actualmente en Guerrero ha paralizado nuestra investigación en campo; por ello decidimos dedicar los siguientes años a recuperar y dar a conocer los textos producto de nuestros estudios, considerando que la experiencia acumulada permitirá retomar los trabajos inéditos desde una perspectiva más amplia.