El origen del cementerio municipal se remonta al año 1828, cuando pobladores del lugar solicitaron a Mariano de la Madrid, varias obras entre las que destaca la construcción de un panteón civil para gente de bajos recursos. Dicho cementerio fue construido en el año de 1832 y se ubicaba en lo que hoy es la avenida Madero y Calzada Galván, estuvo en funcionamiento por varios años; sin embargo dado que los entierros se encontraban a poco nivel de profundidad y una temporada importante de lluvias se vio la necesidad de una reubicación de dicho cementerio hacia un terreno conocido como "Las Víboras" que inicia labores el primero de enero de 1884, en este espacio es posible encontrar personajes que fallecieron antes de la fundación de este, dado que muchos de los que se encontraban en el panteón antiguo fueron exhumados y vueltos a enterrar en este nuevo cementerio, tal es el caso de Filomeno Medina quien falleció en 1868. (Huerta 1997:29-38). El cementerio municipal tiene una división cada vez menos notoria, pero que separa la parte nueva de la histórica, en la histórica existe un espacio que puede ser aún más antiguo que el cementerio, ya que se encuentra ocupando lo que era una loma prehispánica; a partir de las afectaciones que sufrieron diversas tumbas antiguas, a causa de un temblor acontecido en 2003, se planteó en 2007 una investigación que incluía la restauración de algunas tumbas históricas y trabajos arqueológicos en el área, contando para ello con recursos federales del denominado como FONDEN (Fondo de desastres naturales), gracias a la exploración arqueológica se corroboró la existencia prehispánica en el área de la loma, ya que dentro de los materiales arqueológicos recuperados se encuentran fragmentos cerámicos y líticos de origen prehispánico además de objetos correspondientes a otra fase cronológica más tardía (S. XIX) tales como cuentas de rosario, accesorios de ataúd y al menos nueve enterramientos humanos. (González Zozaya, Fernando, López Montes Ramón, 2010:1-8). Del análisis realizado a los entierros recuperados durante la investigación de 2007, en 2013 la A.F. Flores Rosa María da a conocer que de los nueve entierros recuperados, se identificaron a 15 individuos entre los que hay infantes y adultos de ambos sexos, así como elementos propios de entierros católicos como son la presencia de cuentas, botones y clavos; dentro de las características biológicas la autora menciona que los individuos presentan características en dientes tales como sarro, gingivitis, caries, y dos casos de líneas de hipoplasia del esmalte; mientras que en esqueleto identificó hiperostosis porótica, periostitis, osteomielitis, procesos degenerativos como artritis y fracturas; también señala características asociadas con la posición de acunclillamiento y por recorrer grandes distancias sobre superficies irregulares y desgaste en dientes asociado con la actividad de la cestería; otras características asociadas con lo que sucede al cuerpo después de fallecido corresponden a marcas corte sobre todo el cráneo, la presencia de marcas de polilla y de roído sobre algunos huesos, así como manchas de color verde. (Flores 2013:139-142) En el año de 2021, Alcántara y Flores realizan un trabajo previo en este cementerio, con el cual se pretende retomar la investigación de este espacio, el cual consistió en una revisión física del recinto con la cual se evaluó el estado de conservación del espacio histórico; se obtuvieron diversas impresiones de sus condiciones, priorizando aquellos monumentos marcados como históricos y que fueron intervenidos en los trabajos del 2007. En su evaluación se señala un descuido importante hacia las tumbas de carácter histórico, provocado por el abandono de los familiares asociados a las tumbas, así como de los mismos encargados del cementerio; existen recintos funerarios pertenecientes a familias notables que aún viven en el estado y que no han procurado por sus monumentos familiares; además se señala una notable falta de espacios para las sepulturas en la actualidad, lo que ha generado la reutilización de sepulturas antiguas, lo que pone en alto riesgo de pérdida los restos patrimoniales históricos que aún se conservan; la traza arquitectónica presenta afectaciones, ya que se pierde completamente la distribución de calles, pues en varias de ellas han invadido con nuevos espacios funerarios, debido a la necesidad de una mayor demanda y los cuales se han inaugurado apenas en los últimos dos años. Aunado a lo anterior, el mantenimiento de estos espacios se ha visto afectado por los recortes presupuestales y a la actual pandemia.