Premio INAH

El fulgor de la presencia. Ritual, experiencia, performance

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Trabajo de investigación - Premio compartido Premio INAH 2024 Fray Bernardino de Sahagún
Rodrigo Díaz Cruz
ORIGEN
Fecha: 2023

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Premio compartido
2024

El fulgor de la presencia. Ritual, experiencia, performance

Este libro se ocupa de temas clásicos, aunque permanentes, de la antropología y se propone indagarlos a partir de horizontes que considera fructíferos. Las tres categorías del subtítulo deben inscribirse en lo que llamo políticas conceptuales, esto es, prácticas y formas de enunciar que son al mismo tiempo descriptivas, normativas y valorativas. Las políticas conceptuales no son exclusivas de los estudiosos, las despliegan los grupos y comunidades, como ilustra el libro respecto a los usos de imágenes y objetos rituales, la iconoclasia e iconofilia, aquellas performances que defienden la presunción de la propia pureza, y las que cuestionan, desde el “artivismo” creativo, las violencias, desigualdades, exclusiones. El libro revisa, analiza y critica diversas políticas que se han elaborado en torno al ritual, la experiencia y el performance: del reconocimiento de ellas va exponiendo poco a poco sus propuestas. Se trata de un trabajo de antropología teórica —acaso convenga decir epistemología de la antropología— sustentado en la revisión de profusos materiales y etnografías. Adopta una posición procesualista que subraya tanto el carácter agonístico como la naturaleza transicional de la vida social y de la condición humana: de aquí la relevancia y urgencia de construir una robusta teoría de la liminalidad —nacida de la potencia transformacional de los ritos de paso, pero no limitada a éstos— que incorpore el papel de la percepción y experiencia estética, que aprecie la relevancia de estar “en medio”, que considere la dolorosa liminalidad forzada. Sostiene que los rituales constituyen colectivos —ensamblajes— de actores humanos y no humanos; son potentes dispositivos que crean presencias, cuyas apariciones tienen efectos a partir de la fuerza de las interacciones, no de los actores en lo individual; que estos procesos de presentificación, que señalan el valor ontológico del ritual, no aluden a formas fijas, ni establecidas de una vez por todas, alientan el pluralismo ontológico; y entre otras cosas enfatiza que la materialidad y corporalidad no son meros añadidos, sino que los constituyen. Desarrolla dos premisas centrales de los estudios del performance: la restauración de la conducta y, al igual que los rituales, la creación de presencia, efectos de presencia y la crisis de presencia (con su implicación en la crítica a posiciones hermenéuticas y semióticas). Expone algunas notas sobre una antropología performativa, que ha de colaborar a comprender los «pulsos» de otros modos de existencia, sus relieves del mundo, pero también ha de ser reflexiva en la medida que se interrogue por las formas en que distingue situaciones y representaciones de la alteridad; en que reconozca que no sólo dice cosas, sino cómo las dice y qué hace al decirlas; qué realidades del otro estatuye y restaura. Se trata de un compromiso de la antropología en la medida que es una disciplina práctico- moral: los saberes que produce, la comprensión que gesta, las decisiones que adopta, las aspiraciones a la verdad que razona, pero también los contra-argumentos, réplicas y juicios críticos, insertos en tradiciones y comunidades singulares, afecta a las personas, media sus experiencias y orienta sus acciones en situaciones concretas.