Mención honorífica
2019
Educación rural, experimentos sociales y Estado en México: 1910-1933
Educación rural, experimentos sociales y Estado en México: 1910-1933, es el resultado de muchos años de investigación en torno al cambio cultural asociado a la construcción del Estado de la posrevolución en México. El eje del argumento central y la estructura del libro se vinculan a distintos “laboratorios culturales” que la Secretaría de Educación Pública (SEP) financió en las décadas de 1920 y 1930. Se trata de un período crucial de la historia de la conformación del nuevo Estado, del proceso de difusión del “nacionalismo revolucionario” y de la conformación de un nuevo sistema político en México. El propósito de los “experimentos sociales” era encontrar métodos eficaces para “integrar” o “asimilar” a la cultura nacional y al naciente Estado a la población rural, en especial a los indígenas. Las diversas versiones de los “experimentos sociales” a lo largo del período pueden ser explicadas, en parte, por las resistencias y las dificultades para llevar a la práctica los proyectos educativos de la SEP.
El libro incluye una gran cantidad de información primaria, tanto de archivo como de secciones especiales de diversas bibliotecas de México y los Estados Unidos. Una parte sustantiva del escrito recupera testimonios elaborados por maestros rurales, misioneros culturales, inspectoras, trabajadoras sociales, antropólogos, así como observadores nacionales e internacionales, mujeres y hombres, que viajaban a pueblos y localidades para constatar, de primera mano, la estrategia del gobierno federal en materia de educación rural. Muchos de esos testimonios hablan de costumbres, tradiciones, creencias e ideologías de la población indígena. En las páginas de mi texto se muestra también la estrecha relación entre antropología y educación indígena.
El libro está divido en dos grandes partes. La primera parte se compone de dos capítulos que pueden considerarse “antecedentes” fundamentales del programa de educación rural de los gobiernos revolucionarios. El primer capítulo plantea cuestiones básicas del llamado “problema indígena” a lo largo del tiempo, haciendo énfasis en la Sociedad Indianista Mexicana (SIM), dado que muchos de sus integrantes estuvieron interesados en la educación indígena. El segundo capítulo recupera elementos cruciales del primer programa federal de carácter experimental cuyo propósito fue impulsar el desarrollo integral regional, esto es, el proyecto de Manuel Gamio sobre el Valle de Teotihuacán, una “experimento” que planteó una serie de aspectos significativos que reaparecen después en las propuestas de la SEP.
La segunda sección de libro se compone de siete capítulos, haciendo referencia, cada uno de ellos, a diferentes “experimentos sociales”. Con el propósito de conocer las necesidades de la población local, así como de plantear métodos “científicos” para lograr la integración de los indígenas a la nación, la antropología se constituye en un elemento muy relevante de los programas educativos de la SEP. Si bien existe una enorme bibliografía sobre historia de la educación en México, en especial sobre educación rural, mi trabajo es la primera investigación que da cuenta de la historia de los diferentes “laboratorios culturales” que se llevaron a cabo en contextos rurales en esa crucial etapa de la historia de México. Un elemento central en todo ese proceso refiere al papel de las mujeres y las trabajadoras sociales en los proyectos de cambio cultural impulsados por el gobierno federal a través de la SEP. También es fundamental la forma en que en los ámbitos locales fueron percibidos e interpretados los proyectos culturales impulsados por la SEP. Otro elemento crucial refiere a los resultados específicos de todos esos proyectos.
El libro incluye una gran cantidad de información primaria, tanto de archivo como de secciones especiales de diversas bibliotecas de México y los Estados Unidos. Una parte sustantiva del escrito recupera testimonios elaborados por maestros rurales, misioneros culturales, inspectoras, trabajadoras sociales, antropólogos, así como observadores nacionales e internacionales, mujeres y hombres, que viajaban a pueblos y localidades para constatar, de primera mano, la estrategia del gobierno federal en materia de educación rural. Muchos de esos testimonios hablan de costumbres, tradiciones, creencias e ideologías de la población indígena. En las páginas de mi texto se muestra también la estrecha relación entre antropología y educación indígena.
El libro está divido en dos grandes partes. La primera parte se compone de dos capítulos que pueden considerarse “antecedentes” fundamentales del programa de educación rural de los gobiernos revolucionarios. El primer capítulo plantea cuestiones básicas del llamado “problema indígena” a lo largo del tiempo, haciendo énfasis en la Sociedad Indianista Mexicana (SIM), dado que muchos de sus integrantes estuvieron interesados en la educación indígena. El segundo capítulo recupera elementos cruciales del primer programa federal de carácter experimental cuyo propósito fue impulsar el desarrollo integral regional, esto es, el proyecto de Manuel Gamio sobre el Valle de Teotihuacán, una “experimento” que planteó una serie de aspectos significativos que reaparecen después en las propuestas de la SEP.
La segunda sección de libro se compone de siete capítulos, haciendo referencia, cada uno de ellos, a diferentes “experimentos sociales”. Con el propósito de conocer las necesidades de la población local, así como de plantear métodos “científicos” para lograr la integración de los indígenas a la nación, la antropología se constituye en un elemento muy relevante de los programas educativos de la SEP. Si bien existe una enorme bibliografía sobre historia de la educación en México, en especial sobre educación rural, mi trabajo es la primera investigación que da cuenta de la historia de los diferentes “laboratorios culturales” que se llevaron a cabo en contextos rurales en esa crucial etapa de la historia de México. Un elemento central en todo ese proceso refiere al papel de las mujeres y las trabajadoras sociales en los proyectos de cambio cultural impulsados por el gobierno federal a través de la SEP. También es fundamental la forma en que en los ámbitos locales fueron percibidos e interpretados los proyectos culturales impulsados por la SEP. Otro elemento crucial refiere a los resultados específicos de todos esos proyectos.