Desde la década de 1980 en el ámbito de restauración anglosajona se comenzó a profundizar en la discusión y el establecimiento de metodologías para planes y manejos de sitio, zonas culturales y áreas naturales, de cierta manera estas aproximaciones comenzaron a migrar al área de conservación-restauración patrimonial. Hace diez años, vio la luz el primer texto cuyo nombre ofrecía a los restauradores la posibilidad de homogeneizar una metodología de trabajo, publicado por una restauradora estadounidense (Barbara Appelbaum, Conservation Treatment Methodology, 2007). Ya existían otras publicaciones relativas a la toma de decisiones, no obstante este era el primer libro de texto cuyo título explícitamente hacía referencia a métodos de trabajo. Poco a poco esto fue cobrando relevancia en México hasta este año en que se organizó el primer coloquio dedicado a la toma de decisiones exclusivamente. Desde 2014 comencé a investigar la práctica denominada valoración, que a su vez forma parte del proceso metódico que algunos restauradores y algunos teóricos consideran imprescindible en su toma de decisiones. En un primer momento analicé la práctica en la ENCRyM, centrando el objeto de estudio en espeacios específicos en los que se enseñan restauración de pintura de caballete, escultura y pintura mural, así como conservación arqueológica y metales. La elección de espacios respondía a mi interés por contrastar la presencia o ausencia de comunidades con las que se estaba en contacto durante la intervención. Como resultado de ello, encontré diversas maneras así como implicaciones de la práctica y de las cosas que son nombradas valoración para los restauradores de la ENCRyM. Analizando la valoración también ha sido posible contrastar otras formas de tomar decisiones, por lo cual en este segundo momento de la investigación me adentraré a procesos más específicos buscando los criterios de intervención y sus implicaciones.